jueves, diciembre 31, 2009

Nota suicida (sería así?)


Tengo 30 años y he vivido, vaya que lo he hecho!

Finalmente he pactado con la muerte, adolecido de este pacto, y ejerciendo mi libertad de corromperlo, me he suicidado sin pedirle permiso.
Las razones que a nadie importan me las guardo, solo espero un juicio justo, y que no me martiricen, por que no he sido un santo.

Willian Blake decía, que para tener un cadáver bello y jóven había que vivir excesos, hoy rezo su plegaria, lo decido, lo ejecuto; espero ser olvidado en corto tiempo.

Pocos tenemos la oportunidad de dejar una nota suicida tan pública, mi acción como blogger conocido toma relevancia, creánme que lo hago por vencer a la muerte, por apurar mi paso, no creo en el destino.

Este es mi último cigarro y lo disfruto, uno de los placeres que extrañaré desde la muerte, esta es mi última cerveza y la he tomado sorbo a sorbo agradecido; ya ven; no me mató ni el alcohol ni el cancér como muchos habrían apostado.

No dejo nada, me voy tranquilo de haber vivido, de haber compartido, creo que esta nota suicida es optimista, solo me duele no ver mañana mis notas luctuosas, los comentarios que se harán sobre mí, saberme bueno, saberme que en la muerte tras las maldiciones de el "por que" la mayoría hablará bien de mí. (eso espero, a fin de cuentas todos los muertos son buenos)

No sé si esto aumentará las visitas, eso no me importa; este cigarro ya me va quemando la boca, sé que se acerca la hora.

Adiós, no creo que deje ninguna frase inmortal, no creo que me lloren mucho, pero este es mi camino.

Este blogger se suicida, y quizás la noche; para este invisible noctámbulo, para este loco; quizás la muerte; también, me permitan volver a escribirles como noctámbulo desde el silencio oscuros, aquí les queda el diario de mis últimos dos años para que saquen sus conclusiones.

Ya el tiempo no me persigue, ni yo huyo de él, aménme justo ahora que es cuando mas lo necesito.

Saludos desde mi hora mas oscura, a deshora.
-ficción-

miércoles, diciembre 16, 2009

Cincuenta ofrendas para la virgen de Sábato.


Extenuado por el dolor causado por la última aguja clavada en su espalda, y desmayado de llorar por un par de horas, le despertó el aire fresco que se cola entre el piso de tierra y la puerta de latas de el rancho donde su madre; trabajadora doméstica; le deja cada día al cuidado de su abuela.
La vieja aprovecha el especial odio que siente y objetiviza contra el pequeño cada vez que le ofrenda tortura a su virgen; esta toda vestida de negro en su altar, con su cara de calavera, parece reír cada vez que la abuela sostiene al niño sobre sus piernas con una mano, evitando que este se le escape al retorcerse por el dolor infringido, mientras con la mano izquierda clava agujas en su cuerpo y recita extrañas oraciones que espera le deparen prosperidad.
Empieza a dejar las agujas dentro del cuerpo de el pequeño espera con ello contentar más a su sádica santa de los muertos y los demonios, quizás así llegue la riqueza, antes de que el pequeño cristo lleno de heridas y acostumbrado al terror de el dolor infringido perezca de ofrendas bajo la piel.
La abuela cuidadosa, cura tras cada rosario perverso por encima las heridas, sin marcarlas; luego deja al niño hecho polvo en el piso de tierra, le quita de encima las hormigas que llegan a lamerle las llagas y los puntos de las agujas en la piel, para que nadie le reclame.
Aquella tarde de diciembre Pablito despierta en el suelo, la brisa veraniega y la frescura invernal de fin de año son una, no siente dolor en el cuerpo, nada le punza por dentro, respira hondo y profundo, abre la puerta y se va, jugando con el viento, detrás de un rayo de sol, deja atrás 50 ofrendas para Sábato y un cuerpo hecho polvo, la abuela que recién lo descubre se prepara para llorar a su nieto, piensa que decirle a las autoridades y a la madre; que “seguramente lo mato la bruja de la vecina que la odia”, que “yo pensé que estaba dormidito”.
Sonríe pensando que los vecinos vendrán con ayudas y atenciones, y consuelos en efectivo; se inca frente al altar para agradecer a su virgencita que sonríe con su risa de calavera, agradece y sonrié hasta quedarse dormida, entonces el viento entra riendo por debajo de la puerta, le mueve los risos al niño que parece sonreír, bota una vela de el altar y lo incendia todo.

domingo, diciembre 06, 2009

Entonces.



Entonces la filma, ella desnuda, en el piso de el baño, toda mojada, durmiente; él igualmente desnudo, empapado en sudor, limpiándose el semen que aún le queda en el pene, ella con una sonrisa grabada por la forma de su rostro joven, pero en verdad inexpresiva, y así la pasión en él empieza a salirle por los poros abiertos, la filma y le ve con ternura, ya no le toma ni el culo ni las tetas, hace acercamientos de su boca y sus mejillas, sus ojos durmientes, de su mano acariciándole el cabello, pone la cámara a un lado, le besa en la boca, casi la ama, casi le perdona, lo salva; ella; se sienta a su lado; él, dejandose llevar por el instante, el como seria si le amará; el como seria si ella le amará, y vuelve en si con un leve suspiro, la levanta, le quita el cabello de la cara, la carga hasta el cuarto y le acuesta, le deja un beso y la cobija, ella ni siquiera responde entonces, se aflige, se lamenta, la pasión caduca cicatriza, él busca sus ropas, se alista, le deja un nuevo beso, casi la ama, apaga las luces y toma las llaves de su bolso, cierra por fuera la puerta, lleva en la cámara un trofeo más, igual no se contenta, esta noche no es lo que quería, baja por las gradas cubierto de la complicidad de la madrugada; en la calle vuelve de nuevo a ver su ventana; de ella; y piensa y balbucea un adiós fuera de lugar para una desconocida mientras piensa en lo solos se quedan los muertos.

sábado, noviembre 28, 2009

Breve baile nocturno.


Te fui a ver mientras dormías, luego me escondí en el rincón de siempre, entre las rendijas de el piso, entre la ropa de el closet, en la sombra de la cortina.
Morías plácidamente a pesar de que con tus manos sostenías tu vientre infértil, cocinado por los medicamentos, el sudor de tu frente me asustaba más que mi propia muerte; impredecible te levantabas de tu cuerpo, bailabas al son de mi silencio, jugabas con tu cabello, danzabas una canción invisible, pasos sin sonido, me volvías a ver tratando de sacarme de mi letargo, de mi rutina, mi timidez, extendiendo tu mano me invitabas a subir a la cama, bailabas menguante; en varios tiempos; me invitabas en futuro perfecto, presente retórico y pasado progresivo, conforme tu sonrisa suicida se me hacía mas clara, comencé a mostrarme en el espacio vacio entre la cama y la pared, levantándome, sonriéndote, dejándome seducir por tu misterio, tu muerte que me busca, como si en la multitud de los vivos te estorbará el cuerpo para buscarme, pero tu no sabes tanto como crees, y mientras me tomas de la mano para subirme a bailar contigo, me proyecto y hago caer la caja de música de la cabecera de la cama, y estalla en mil pedazos, escuchas entonces la pregunta preocupada de el cuarto contiguo, los pasos presurosos que vienen por el pasillo, retengo mi sonrisa en los labios apretados, aún no sé si más bien una mueca de llanto, me miras molesta sin soltarme y desilusionada ves abrirse la puerta, con tu madre que enciende la luz, ve tu cuerpo y las pastillas; me miras sin decir palabra, ya no bailas; hoy no mi amor te lo ruego; vuelvo a la reendija de la perilla en la puerta, tú te acuestas sobre ti mientras me lanzas una última mirada, tu madre llama al 911 y te hace vomitar para devolverte el alma al cuerpo.

miércoles, noviembre 18, 2009

Mujer que llora.


Esta historia empieza con una mujer que llora, su llanto es como un gemido, el aire le sale por la boca y la nariz, jadea, mueve la cortina de la puerta y asusta al niño que entre-duerme.
Sigue con un sobresalto, y un ruido a la espalda, un frio en el espinazo y los ojos de un pequeño que abiertos todos vuelven a ver lo que cae en la noche, lo que vio como sombras rondar mientras oscurecía, y que había golpeado su puerta, y sigue, con esa sombra de madre que entre el llanto desesperado manda a que duerma, mientras habla con una sombra a oscuras en la puerta, que le confirma que la muerte goteo sobre su casa esa noche, y ahí le deja esa hija muerta, se alejan las luces de los mensajeros, rojas y azules dando vueltas.
Una tía lo cuida la madrugada, pero una ausencia se hace grande, a veces los demonios bajan de el cielo a llevarse a alguien, monstros grandes, como explico la maestra de catecismo en la escuela; son demonios, por que en cambio los ángeles son buenos y cuidan a las hermanas, no se las llevan, no dejan ausencias y dolor.
Para él las nubes ya no serán las mismas que tenían formas de animales cuando jugaba con él su hermana; son bellas pero le asustan, él sabe que la mañana de esa noche algo rondaba el cielo y vino por ella.
Esta historia sigue con una hermana muerta en una caja, aterrorizada y enojada, como cualquier joven al que le arrebatan la vida; él demasiado niño para entender, la trascendencia y lo terrible de el camino cuando dejen allí ese cuerpo.
Le enseñan una hermana igualita a la de él, que no habla, no ríe, no juega y no entiende, es hora de que esa extraña sensación como de miedo y frío que siente desde que lo despertó su madre llorando en la cortina tome forma, el hueco y la soledad de esa ausencia que se sienten raro, todos lloran más fuerte, las muestras de dolor se vuelven más duras, los adioses más gritos, lágrimas que parecen infinitas, y sigue con un unas poleas que la van bajando, y tiran rosas, y entonces el niño al fin pregunta, y nada mas lo abrazan pero no responden.
Esta historia sigue con la casa en silencio, y una mujer que llora, sentada sobre la cama de la muchacha con una mortaja abrazada; llora, desconsolada, y termina con un niño que extraña a su hermana, que no entiende todavía lo que pasa, y que todos tengan los ojos rojos, la casa llena de gente, que lo quiten de la cortina de la puerta donde llora su madre, y lo manden a jugar, él no la esta viendo a ella, ve a su hermana que sonriendo y cómplice con un dedo en los labios y viéndolo le pide silencio, mientras abraza por la espalda a la madre que se extrémese, y vuelve a ver, pero no hay nadie.
*imagen tomada de la película "peur du noir"

lunes, noviembre 09, 2009

Fundación de la tristeza I


Cómo vienes hoy como si nada a preguntarme si quiero que estés conmigo? sabes que solo le dije adiós a la soledad por que apareciste en mi vida, por que un amanecer me descubrió desnuda en tu cama, justo la cama donde aprendí a ser mujer, en esta misma habitación donde de rodillas me enseñaste a ser tu puta.
Nos enseñamos mutuamente a hablar mas allá de tus escritores y de mis pintores, yo descubrí la música previa a Nirvana justo por ti, y tu empezaste a valorar el grounge a la vez que aprendías a hacerme el amor, en donde tocarme para pararme la respiración; a que hacerme para que luego yo satisficiera todos tus antojos sexuales, aprendimos a ser el uno para el otro, y a la vez ser tan distintos que éramos infaltables para completar la ecuación en la situación que fuera.
Me enseñaste a guardar para el futuro, te enseñe a vivir el día a día, nos enseñamos a dormir abrazados y desnudos sin tocarnos, a pasar todo un día sin hablar, solo con besos; y aprendimos de a poco que el miedo es la ausencia; y luego el miedo se vino a vivir con nosotros; maldita sea!
Me enseñaste que cada adiós debe valorarse como el último, a besar con los ojos cerrados y la boca abierta, y el alma hecha pedazos por el miedo, como si esto fuera una premonición de el hoy futuro de aquellos días, yo te enseñe a no preocuparnos tanto por eso, por que ayer era intangible y abstracto este hoy donde no te tengo, y sin embargo a solas en tu cama converso contigo; te enseñe a no preocuparte mientras yo me preocupaba por que hoy podía llegar algún día y finalmente así fue.
Como putas vienes hoy a preguntarme que si quiero dormirme mientras me hablas de tus tesis a partir de lo que leíste; si me enseñaste que las canciones de cuna pueden tener mas temáticas que la de el coco, y yo te enseñe que las musas dormidas inspiran mas cuentos y chistes malos de náufragos como este que hoy le cuento a tu ausencia y a tu espacio vacío en la cama; que los que una musa despierta hablando de jabones y chismes podría inspirar?
Y es que justamente dormí, o al menos parecía estar dormida los meses siguientes a tu muerte, y era el coco el que se acostaba en mi cama, el que caminaba por las noches por la casa hasta que reconocí tu sombra y tus pasos en esta sombra que hoy se sienta frente a la ventana y fuma mientras escribe y yo finjo dormir; eras tu mi amigo, eras tú amante; eras tú; cómplice de mi locura; comandante de mi parte de adelante.
Y vienes hoy justamente en tu día a preguntarme si te quiero; y me enojo y te ignoró y hago una rabieta, por que vienes justamente a preguntarme si quiero que te vayas o te quedes cuando es por ti y tu quien me enseño a hablar a solas con tu fantasma, a fundar la tristeza, a esperarte cada noche despierta, a pesar de que te enterré hace ya tantos años y la vida paso al lado, sin meterse con mi soledad, con mi nostalgia, con mi muerte, por que nunca más hubo nadie que me enseñara ni intenciones de mi parte de aprender nada, simplemente por que me pase los días esperando que tu silencio en silencio gritaras conforme el mundo se callaba, y vinieras a mi cada noche a fumar y escribir mientras yo finjo dormir, y hoy me sales justo preguntando estas cosas, que desde un tiempo para acá; desde que decidí morirme y fundar la tristeza, ya no recuerdo, y además no me importan.

lunes, noviembre 02, 2009

Los sueños no se llevan con el tráfico


Quizás no fue el dolor de cabeza de la resaca de el día anterior, ni el infierno en el cielo de su boca, quizás tal vez solo lo hizo para descansar el cuello echándolo hacía atrás, aprovechar el sol y la brisa de esa mañana en la plaza, parado allí en medio de las palomas y los niños que corrían, con la cara hacía el cielo; los ojos cerrados; solo por que necesitaba levantar la mirada del teléfono 3G, de la laptop, y principalmente del suelo, quizás nada mas necesitaba respirar otro aire, mirar hacía arriba.
No pensaba en nada; ni en la chica que sentada en el parque con los pies cruzados y leyendo un libro, le recordó a Susana; aquella prodigiosa loca que le enamoro en pocos días con su bohemia y amor profundo por el teatro de la plaza; razón misma por la que no estaban juntos; por que los sueños no se llevan bien con el tráfico.

Diego, uno de los vendedores que fotografía niños mientras estos juegan con las palomas; siempre atento de las personas que llegaban a la plaza para ofrecerles sus servicios, fue el primero en notar a José, parado allí, inmóvil, recibiendo el sol en la cara, mirando el cielo, sin poder evitar seguir con su mirada el punto en el que a José se le perdía la suya, dejo un momento el trajín de la plaza, se perdió bajo la misma sensación que le invadía y en ese instante, alcanzado por la nada, por ese descanso dominical, quedo tan solo que no importaba.

-Cuanto por las semillas y la foto?-le pregunto Patricia; mientras su hijo le jalaba de la enagua; Diego apenas respondió; -mil por la instantánea- y absorto, le obligo a ponerle atención, y al percatarse de sus ojos y su miraba perdida hacia arriba, tomo de la mano con fuerza a su niño y tras los diez años de ausencia que le cayeron encima; volcó su mirada siguiendo paso a paso la estela de los recuerdos de el fotógrafo que se perdían hacia arriba, y recordó a su padre el día que le dijo que tenía cáncer, había escogido la cima de ese volcán donde las televisoras tienen sus repetidoras para decírselo, y tenía la misma mirada que ahora su ausente interlocutor poseía, y quedo perdida en sus recuerdos mirando hacia el mismo lugar, sin razón aparente, poseída por la soledad de ese instante.

Y como cualquier efecto domino, pronto aparecieron los curiosos, y la gente empezó a amontonarse, poco a poco el ánimo de la plaza fue bajando, y el zumbido bullicioso se volvió, murmullo, y entre la multitud aparecieron los especuladores, y distintas teorías de lo que sucedía; no falto quien hablara de ovnis, los que vieron a alguna virgen en una nube o quienes juraban que el sol danzaba de forma extraña; los menos supersticiosos hablaron de un satélite, otros de un suicida en la azotea de el edificio gubernamental, e incluso llegaron algunos noticieros, y cuando buscaron a José para preguntarle lo que miraba, ya nadie lo reconoció más, y la multitud, y hasta la chica que minutos antes leía, habíase abandonado; incluso ella la lectura; para buscar esa señal en el cielo que explicara por que el mundo parecía haberse detenido en ese instante y todos estaban de pronto tan solos.

El tráfico se detuvo por las razones antes expuestas; las gentes de los carros y la de los comercios había salido a mirar al cielo ante la abrumadora impresión de la plaza en silencio y expectante, una extraña tristeza invadió a todos a la hora en que el sol se oculto tras una nube y la oscuridad enfrió el aire anunciando próxima la lluvia, y la gente se quedo allí parada, cada quién perdido en sus pensamientos, en sus recuerdos, en la nada, quizás muchos al igual que José solo necesitaban levantar la mirada, respirar un poco, estirar el cuello de avestruz enterrado en el suelo.
"A fin de cuentas los pies los tengo sobre la tierra", pensó el primero en volver a la realidad cuando una gota de agua golpeo su hombro, camino siempre mirando hacia arriba mientras se alejaba, no se percató de la cantidad de personas que subían el bulevar hacía la plaza, todos buscando una respuesta; 100 metros mas allá volvió a mirar como para cerciorarse de no haber omitido nada, pero solo vio como el cielo totalmente oscuro empezaba a dispersar a todos al garuar sobre sus frentes como anunció innegable de que el aguacero se asomaba y se dejaba caer sobre la plaza y la ciudad.

La gente empezó a correr en busca de refugio, en las tiendas, las paradas de buses, los restaurantes y las sodas, cuando el agua también espantó a las palomas que volaron hacía las cornisas del teatro a refugiarse, la plaza quedo de nuevo sola, y el agua limpiando cualquier desidia que en ella quedara, y disimulando las lágrimas de quienes se sintieron solos ante tanta soledad.

Una paloma cae muerta con la lluvia, y detrás de esta otra, y otra; de pronto llueven aves muertas! será la noche solitaria de este domingo cando pase la lluvia, testigo de los municipales que las recogerán, mientras una muchacha con una bolsa con residuos de maíz envenenado ríe y llora bajo la lluvia su soledad, satisfecha de librar al teatro, que ama tanto como a José, de las palomas cuyas cuitas tanto mal le hacen al corroerlo; ve caer palomas muertas y amoratadas como si fueran parte del aguacero que ha desbandado a la gente de la plaza justo antes de que cayera de las cornisas de el teatro la primer ave muerta; habría sido ese acto extraordinario el que esperaban y los sacaría de el letargo.

José indiferente busca un trago en un bar para aliviar la resaca de ayer, pierde sus ojos; quizás descansándolos de mirar hacía arriba; observando el final de la barra, y cruza la mirada con la chica que se sienta con las piernas cruzadas y lee, y entonces; de nuevo; recuerda a Susana.

lunes, octubre 26, 2009

26 de octubre


Este 26 de octubre no tendría por que ser un día especial a no ser por ellos, por que muy a pasar de cualquier cosa, amaneció oscuro como cualquier día de octubre, y la gente mostró un extraño positivismo por ser este día un lunes en el que se agolpan los buenos deseos y proyectos laborales, que en la mayoría de casos, se irán diluyendo con los días en la misma pista monótona que consume todo en rutina y pereza.
Sin embargo, y a pesar de que el tránsito amaneció estancado de nuevo, como cada mañana, y que los periodistas deportivos llenaron de estupideces el dial hablando de la jornada de el día anterior, para ellas este no era un día cualquiera, los niños se pasaron media hora antes de que sonara el reloj a nuestra cama e hicieron que te levantaras a hacerles desayuno, se bañaron y se prepararon para la escuela y la guardería, mientras tu de forma rápida, mas no descuidada te arreglaste para la oficina.
Hace un año apenas aprovechábamos la mañana de domingo, y yo mientras bañabas a los niños, me desayunaba un cigarrillo en el balcón, ese 26 de octubre, domingo de el año anterior, tampoco fue un día distinto, fue un domingo como cualquiera, yo leí el periódico y mientras te ayudaba con el almuerzo ojeaba el futbol, aunque el detalle de nuestras miradas cómplices y picaras por la noche anterior fue un ingrediente distinto en la rutina, reíamos y nos mirábamos con pasión y chispeante picardía como la de cuando nos conocimos, no hace lejanos octubres; y es que la noche anterior al ritmo de los doors y nuestros sudores y cuerpos, nos sorprendió la madrugada de este 26 de octubre común y corriente.
Ha transcurrido un año y mi pequeño es cada día más vivaz y terrible, mientras mi pequeñita se acerca mas y mas a su pre adolescencia, y trato de reconocer a la bebé cachetoncita que encontré en una foto arriba en ella; tu en cambio eres la misma; un poco mas vieja, apenas un poco mas seria como aquella mañana normal de aquel domingo 26 de octubre que hoy amaneció lunes, y de pronto me parece que ambos días son el mismo, como si un suspiro fuera un instante y ese instante pudiera alargarse todo un año, recuerdo poco de ese día pero sé que fue un día como cualquiera, por que la gente muere todos los días y el hecho de que hoy este cumpliendo justamente un año de muerto, no cambia en nada el que hoy sea un día como cualquier otro 26 de octubre; a no ser por que ustedes no me olvidan, ni la promesa que les hice mientras esperábamos la ambulancia, de que todo saldría bien; y mi muerte como cualquier otra muerte normal no cambio el día de todos los otros que pasaron de largo e ignoraron el accidente con el carro mientras cambiaba una llanta, preparándolo para dar un paseo como cualquier otro paseo familiar de domingo que se trunca por algún imponderable de el destino.
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Hoy este blog cumple 3 años al aire a pesar de todo, hoy he vuelto gracias a ello y a quienes insisten en esta hora oscura para venir a lamerse las heridas... Gracias.
(esta vez no hay fiesta virtual ni nada, solamente estas letras y los comentarios que gusten dejar)

viernes, octubre 09, 2009

9-10-2009

El día en que cierres tus ojos

te vestiré con el kimono usado por la muerte

en las noches blancas y los días sucios,

como dijera Corbière,

quien amaba a la mar

–que es hembra-,

como la muerte

hembra que me gusta oírle callada.


...


jueves, septiembre 10, 2009

Cerrado por derribo.

Me retiro gente, vuelvo al silencio; aunque sea solo temporalmente; será una pausa corta en realidad; necesito espacio donde ir a lamerme las heridas, muy pronto estaré de vuelta, cuando haya pasado esta hora oscura. (mantengan el feed)
Amigos, no pasa nada, por suerte todo marcha bien, dentro de lo normal, pero aveces necesitamos un respiro, un alto en el camino, seguire por aqui, me reinventaré, programaré nuevas prioridades, y estaré de vuelta, como yo o como otro, pero siempre yo.
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Deshora.

lunes, septiembre 07, 2009

Muñeca.

-Qué hermosa muñeca han dejado tirada aquí- Pensó Don Gilberto al descubrir el cuerpo aún tibio de la apenas hace un año adolescente en medio de la basura sin recoger de el parque frente al instituto de seguros, tan pequeña y joven, tan inocente, tan llena de sangre, de sudor y de los jugos de las bolsas que se mezclaba con el agua de la lluvia de la reciente madrugada –Quién pudo haberla dejado olvidada?! Se pregunto irónica e inocentemente.Mas no reparo en mas cuestionamientos, con su carretillo y sus 70 años a cuestas tenía fuerzas aún con su miseria de dedicarse a recoger de la basura todo aquello que él pensaba podía servirle y que otros habían desechado, así que tomo cariñosa y cuidadosamente aquel cuerpo frágil e inerte y lo acomodo sin problemas en su carruaje oxidado y dispuso volver a casa con el tesoro encontrado.De los pocos que lo vieron camino a el oeste de la capital, hasta el puente bajo el que vivía, ninguno puso atención a su carga, ni al viejo decrépito e indigente que era paisaje habitual para quienes a esas tempranas horas se apuraban por llegar a sus destinos. San José aún dormitaba, y su conciencia era escasa a las seis de la mañana.-Esa ropa de putita no es digna de una muñeca como tu- le decía a el cadáver mientras lo desvestía y lavaba con el agua de el río en su tugurio de latas bajo el puente, la vistió cuidadosamente con un vestido a cuadros atrapado en le tiempo, milagrosamente bien guardado, milagrosamente entero, le arreglo la cara, el cabello, abrió campo en su destartalada cama en medio de todas las muñecas plásticas y la acomodo semi-sentada junto a las otras, obviando el olor a sexo añejo y desgarrador, se alejo hasta la puerta de plástico y sonrió mientras admiraba su colección hermosa; de todas formas en aquella miseria el olor era algo que no importaba. –Nos vemos en la noche muñecas!- dijo mientras tomaba su carretillo con rumbo a los basureros de San José. La Muñeca de carne dibujaba una sonrisa extraña que él le dibujo en la cara, finalmente alguien la veía como un tesoro, como una muñeca, a pesar de su muerte, aunque esa noche tuviese que resistir las caricias mal sanas del anciano.

lunes, agosto 31, 2009

La vieja.


Era uno de esos pueblos detenidos justo después de la quiebra de el ferrocarril y las bananeras; en realidad no sé como llegue ahí, pero mi madre y mis hermanos nos encontramos en medio de la pobreza y la decadencia de gentes un poco salvajes y violentas, como el sudor despiadado que cubría sus cuerpos, por el calor espeso que circulaba como humo en el aire.

El tío de mi madre; un viejo pervertido y algo criminal; me miraba mas que como progenitor como pervertidor, mientras insistía en llevarme a tomar algo al pueblo aduciendo –"ya esta muy guión, hay que hacerlo hombrecito!"- y así llegue a una cantinucha llena de viejos sucios como él, donde se tomaba un terrible guaro de contrabando, y las putas viejas y gordas se restregaban contra los clientes. –Este lugar me asquea!- le dije al tipo que besaba a una mujer cuyos dientes habían pasado a mejor vida junto a su belleza. –A cabrón! Lo que querés son putas buenas!- pagó la cuenta mientras se despedía de todos a gritos y con la mano arriba; tomándome de el hombro me llevo afuera y me encamino hacía los potreros –No esta lejos!- me dijo, y yo que solo quería pronto olvidar ese olor a sudor añejo y alcohol que se me quedo impregnado en la nariz, lo seguía con desgano pero sin protestar.

Caminamos un buen rato entre calles de tierra y casillas olvidadas hace mucho, donde sin duda solo vivían los fantasmas, para llegar finalmente a una choza escondida a penas a unos metros de la callejuela principal.

Nos recibió una vieja, saludó con un apretón en el hombro a el tío de mi madre, mientras no dejaba de mirarme –Traen plata?- una sonrisa mutua fue la respuesta.

Detrás de una puerta maltrecha encontré un paraíso olvidado y conquistado por demonios, olía a flores muertas, y mi sorpresa se encendió al reconocer semidesnudas las siluetas de pequeñas prostitutas con sus alas desgarradas; que tapizaron de plumas blancas y sucias el piso de aquel miserable y oscuro aposento. –Son niñas!- grite, la vieja sonrió con malicia y sus ojos llenos de maldad y frío me confirmaron la respuesta.

Era como una abuelita la tal señora esta, como la mía quizás, pero sin esas añoranzas en los ojos, pero sin aquel corazón ablandado a golpes por los años y las soledades, era todo lo contrario, en su mirada encerraba demonios sin duda, y de vez en cuando alguno se le asomaba como sonrisa por la boca.Dónde están las nuevas?- pregunto este tipo; que ya mas que asco me causaba odio; –Atrás amor, pero estas están casi nuevas, así que son mas caras!- entonces encontré en mi mirada a una pequeña niña flaquita, con sus ojos tristes llenos de pesadilla, pero el brillo de querer jugar con muñecas aún intacto en el fondo de su rostro; este maldito se adelanto y la manoseo, ella me recordó a Kassandra; la niña que fue mi compañera de infancia alguna vez y que vomitaba mariposas; y aunque no debía llorar, desdibujo en tragedia, pánico y desesperación su cara. –Déjela!- grite! –Seas pendejo maricón!-me dijo lleno de rabia, lo que significo en mi la histeria y el detonante de mi furia desequilibrada; una locura ilógica y suicida en manos de quién cree aún poder cambiar el mundo.

Me lancé sobre él con los puños cerrados, él respondió golpeándome con furia –Sos un playo como tu tata! Que bueno que se murió ese infeliz!- y eso fue todo! Cegado por la rabia y los golpes respire la sangre y la miseria, convulsioné y sangré por la boca, mi cuerpo e inexperiencia me evitaron ponerle un solo puño encima, en cambio entre él y la vieja me golpearon hasta dejarme tirado en un charco de sangre, la niña lloraba, yo me perdí de mi hasta la muerte, lacerante, perdido, ausente, mi cuerpo hecho añicos ya no podía contenerme, aunque se esforzaba por retenerme.–Tirémoslo en el escusado de hueco!- dijo la vieja –Mierda! Qué le digo a mi sobrina ahora?!- -Olvídalo hijueputa! Lo matamos!! Hay que deshacerse de él y ya! y hay de la que diga ni media palabra putas! - sentenció la vieja. Así vi desde mi mismo como me arrastraron por aquel tugurio, sumando a aquellas niñas otra pesadilla, mi cuerpo dejo sus fluidos y su sangre enredados con las plumas y la tierra, las chiquillas rociaron por mi cuerpo sus lágrimas, rezaron sus secretos milagrosos y me dieron sus bendiciones de aquellos que viven el infierno en las carnes; la vieja las callaba; ellas volvían a llorar; la vieja las volvía a maldecir; finalmente el golpe, la caída, el sumergirse en el caldo de cultivo, en la oscuridad del hueco de el escusado solo mierda!, ahora yo me pudriría allí, la rabia me mantiene activo revoloteando cerca de mí mismo, cuan malditos estos malnacidos! prostituir a esas niñas, sus ojitos, sus cuerpos madurados a la fuerza! y yo aquí muerto! yo aquí podrido y hecho añicos! lloré las lágrimas de la rabia, sé que no lo hice con el cuerpo por que la sal de las mismas no me ardieron en las heridas, mas si las lágrimas milagrosas de las niñas.

Llego la muerte, llego el silencio y la oscuridad.

Desperté fuera de mi cuerpo, el odio y la rabia me invadieron, estoy mejor; es hora de vengarlas, mi sombra sale de el escusado de hueco, camina lento hasta la casa, la vieja se horroriza al verme venir.

jueves, agosto 27, 2009

El último día de mi vida.

Último día
Felipe Granados (1976-26/8/2009)

Quiero que sepan que me sentí tranquilo la noche en que maté a dios, dormí como un bebé.

La voz temblorosa me pregunta qué clase de animal me gustaría haber sido, yo digo que un conejo de peluche al que se le cayó un ojo de botón de tanto afecto que le dio su dueño, a saber, un niño de 6 años, como Juan.
El silencio que sigue dice mucho. Del otro lado del teléfono alguien que me quiere bien, elige las palabras… no puede… no hay manera de decir esto de una forma bonita.
Voy a morir.
Mi último día debería empezar temprano, muy temprano, tratar de ser metódico, práctico, cosas que nunca fui en mi vida. OK, un intento. El último.
7:30 a.m. Escribir que no quiero ningún ritual que pase por las manos de ninguno de los dioses conocidos. Quiero que sepan que me sentí tranquilo la noche en que maté a dios, dormí como un bebé, sin miedo ni del infierno ni de ese otro gran abismo al que todos llaman cielo. Que para mí la literatura, o más bien, los libros y escribir, cumplieron con todo lo que a otros daba dios: consuelo, esperanza, castigo y una forma —no mejor ni peor— de tratar de explicarme qué mierda era la vida.
8:00 a.m. Arreglo que me quemen, tres partes iguales de mí llegarán cada una a un lugar diferente: el volcán Irazú, el lugar donde estuvo mi primera casa en el mundo y el Puerto. En esos tres lugares fui feliz.
8:20 a.m. Una taza de café y varios cigarrillos, me juré que a las once de hoy dejaría de fumar; yo cumplo, trataré de no pensar en otro tiempo, en otras tazas de café y cigarrillos, ya lo dijo De Cuenca: la nostalgia es un burdo pasatiempo.
8:30 am. Lloro, lloro, pero sigo haciendo cosas, mientras tomo una ducha, mientras me afeito, mientras entro por última vez en ese milagro del calzoncillo limpio, lloro y me miraré al espejo para ver qué se siente ver a la cara a un hombre muerto que llora.
9 a.m. Me limpio la cara, salgo de mi casa a desayunar con mis hijos, Juan y Lucy, los beso despacio y me voy.
10:00 a.m. Tomarse las pastillas, no olvidar las pastillas, aunque ya no sirvan para nada, continuar el ritual de las pastillas, sentir el gusto idiota de hacer algo sabiendo que no sirve para nada.
10:20 a.m. Llegar a San José. Caminar por el pasillo de las flores del Mercado Central y no pensar en otra cosa que las flores.
10:40 a.m. Sentarme a conversar con un extraño sobre nada, de lo que él quiera: fútbol, política, Latin American Idol, no caer en la tentación de juzgarlo, no sentirme mejor que el otro, no sentirme.
10:45 a.m. Buscar mi marisquería favorita y pedir un ceviche, una sopa y camarones.
11:30 a.m. Llamar a mi mama por teléfono, decir gracias.
11:45 a.m. Dejar de fumar, yo cumplo, tarde, pero cumplo. Volver a mi casa.
12 en punto. Buscar el noticiero de radio que justo a las doce pasa el “Avemaría” de Perry Como y recordarme cuando era niño y me ponía el uniforme de la escuela.
12:15 p.m. Terminar algo de lo que he estado escribiendo.
1:00 pm. Llorar otro poquito y ver La Mansión Forrester para amigos imaginarios y reírme de Blu, reírme mucho, si es posible con Juan y Lucía en mi cama.
2:00 p.m. Poner mis canciones favoritas.
2:30 p.m. Leer El principito, el último monólogo de Novecento y los capítulos finales de El dios de las pequeñas cosas.
6:00 p.m. Llamar a un amigo, decir gracias.
6:30 p.m. Preparar una cena decente para mí, y ponerme ropa bonita y tratarme como al mejor.
7:00 p.m. No hacer las paces con mis enemigos, no perdonar los crímenes contra mí, no sobornar al perro más grande de las culpas con ninguno de estos actos.
7:30 p.m. Cenar, comer un helado, recaer con un cigarrillo y no sentirme mal.
8:40 p.m. Llamar a ese numero que recuerdo tan bien y que no volví a marcar desde hace mucho, escuchar la voz en la contestadora y no decir lo que tengo que decir, después del tono.
9:00 p.m. Poner Nina Simone, mucho Nina Simone.
9:00 p.m. Pensar en aquel astronauta falso que vi una vez, pensar en lo que dijo: “Para ser alguien que nunca estuvo preparado para vivir en este mundo, creo que lo voy a extrañar”.
10:00 p.m. Quitar de la refri la foto donde estoy junto a mis hijos.
10:05 p.m. Llorar hasta dormirme.
11:00 p.m. Dormirme.
12 en punto. Soñar con conejos de peluche, tuertos, pero felices.

lunes, agosto 24, 2009

Mirada de niño perro



Lleva días amantándose de su madre muerta y putrefacta, hasta que la leche de sus pechos; ahora a punto de estallar por la mastitis; se cuajo hasta hacerse queso, y ahora sangre; y me mira desde donde estaba recostado sobre el hombro de ella; se puso de pie y me hace cara de enojado; me mira y ya no es el mismo; aprieta los puñitos, no es mas que un pequeño chico todavía, pero tiene piernas que corren, tiene manos y uñas que arañan, tiene dientes que muerden, y tiene odio en la cara.

La puerta esta lejos, gruñe, se tensa; se asusta donde doy un paso, trata de refugiarse en la mujer muerta, le toma de la mano, me ladra, se resbala en la carne blanda, cae sobre esta, vuelve a ser niño y se acurruca en su pecho, le toca los labios, estira los suyos, pero ella no responde, se arrecuesta en su pecho, y al no escuchar nada se levanta, se enfada, me amenaza! y es un niño, un pequeño niño que no entiende que su madre muerta no responde, no oye, no nada!

Me acerco cauteloso, el pequeño bribón se vale de sus primeros instintos y parece poseído, yo solo quisiera llegar a él.

Me cogí a una fan, me decía sin parar mientras se lo hacía que jamás había estado tan excitada en su vida, y yo por dentro me reía, me reía como loco por que no me estaba conociendo, este era nada mas el personaje que es mi escritor cogiéndose a una fan; y me pregunte si sería normal sentir tal desprecio por la gente a mi edad; a fin de cuentas no soy tan viejo, y esta mujer, su sudor, sus jugos vaginales me dieron asco, casi vomito en su espalda mientras esta gemía y gritaba mas fuerte, excitada, y me vanagloriaba; no pude evitarlo; la saque y me regué mientras la mataba, la estrangule, de haber estado en mi casa hubiera tirado su ropa por la ventana y con una patada en el culo la hubiera echado a la calle, pero estaba en su casa, y el pequeño nos miraba, yo no lo vi hasta que salía, me apresure a irme pero los días me han traído de vuelta, y aquí esta el pequeño, con su pequeña mirada de niño perro, aún no escribo el cuento de su madre, pero estoy pensando seriamente empezar con literatura infantil.

Me repongo un instante de mi letargo, solo para verlo correr hacia mi, me tira al suelo de un golpe y me entusiasma su intento desgarbado por matarme, con sus fuerzas pequeñas, con su cuerpo pequeño, y sin embargo me preocupa sentir tal fuerza desproporcionada en un pequeño, lucho, pataleo, grito, lo golpeo y parece no responder, esta ciego de rabia, esta cagado de miedo, pero no como yo, que además me siento intrigado, que encima de todo estoy anonadado de esta suerte; debí dejarlo morir a su suerte y hoy que volví solo para cerciorarme soy su alimento; me ha mordido el cuello y con sus pequeños dientes ha roto alguna arteria, y mientras caigo en el mismo sueño que su madre, entiendo que los dos cuerpos le servirán para aguantar hasta que los vecinos vengan a revisar por que los malos olores y entonces, volverá a arreglárselas para sobrevivir.

Este mordisco arde como fuego y siento mojada la cabeza, la mejilla y el pecho, el pequeño con la boca de sangre vuelve al pecho de su madre, se recuesta tiernamente sobre él, me enseña los dientes por última vez mientras me lanza una última mirada de niño perro; esta vez en calma, ahora solo un cachorro pequeño.

lunes, agosto 17, 2009

He tenido una idea maligna.

He tenido una idea maligna, necesito entender, un manifiesto filosófico tan simple, pero nunca comprobado, mas puesto a prueba por él, desde los ojos de un asesino en serie; el dolor es dolor desde la visión de la adolescente que trabaja en la tienda y no vuelve a casa, hasta la señora rica sorprendida haciendo yoga en su terraza, los gemidos de una blanca, el llanto de una negra, el dolor terrible en sus caras, las suplicas demenciales de piedad, un muerto es un muerto en el estrato mas alto de la sociedad o en el campo rural, un asesinato es un asesinato en el anonimato, o en la escala más alta de la vida pública, y su modus operandi siempre el mismo, las toma por sorpresa y las seda, suficiente para que aún el dolor les haga gemir y llorar, las corta poco a poco y sistemáticamente, infringe en ellas el mayor dolor posible, se excita, se masturba sobre su victima inmóvil por las drogas pero que lo ve todo, lo escucha todo, lo siente todo.

Imagina que para ellas el golpe de semen en su cuerpo ha de ser una humillación terrible, por ello las conforta y las besa, les acaricia el pelo mientras las heridas infringidas en el cuerpo las van desangrando poco a poco, se excita de nuevo, mas esta vez siente el peso de sus actos y el remordimiento de alguien religioso, entonces se flagela el pene un poco, lo hace sangrar sobre el semen, sobre la sangre de la victima, dibuja una cruz macabra con los fluidos, mas la cara nunca se las toca, las deja inmaculadas y perfectas, con sus muecas de dolor; les unge con aceite las chacras del cráneo, las vendas son sin duda para rodearse el pene, sale como entra, como un fantasma, como un demonio, pero no es mas que un hombre, un hombre débil que necesita drogar a sus victimas para dominarlas y así cometer las vejaciones de su ritual liberador, sin duda él ve a los demonios que le gritan al oído, pero el parenterol no tiene el mismo efecto en todos los organismos.

Cerró los ojos mientras llegaba al clímax, su novena victima se recuperaba herida y torturada, invadida por la rabia y un sentido de supervivencia–Solo se te para si gimo de dolor y lloró maldito!- le dijo mientras utilizaba el cuchillo en su ingle, el mismo que él usó para torturarla, mas el asesino no grito, de nuevo lo corto pero esta vez en el pecho, el tipo sonreía y se excitaba mas, ella repitió la acción mientras el enfermo embriagado de dolor se venía, entonces entendió el manifiesto filosófico que le legaba.

De pie frente al asesino muerto y desfigurada por las heridas, sabe que necesita atención médica, llama al 911 y se queda de pie frente al cadáver de su torturador, el cadáver sonríe apaciblemente; pleno; ella se regocija y se excita, se masturba frente a su victima mientras espera a la ambulancia, a pesar de la sonrisa, ha distinguido una lágrima en la cara del asesino y una deliciosa; para ella; mueca de dolor en él, ahora ve a los demonios que le gritaban al “carnicero redentor”; como le puso la prensa; pero gritándole en los oídos propios, mientras tiene un orgasmo; -y si el ciclo cambia de género e inicia de nuevo?- se pregunta; la que hubiera sido su novena victima ha tenido una idea maligna, mientras los cruzrojistas comienzan a atenderla.

lunes, agosto 10, 2009

Niña en pijamas.


Le duele todo el cuerpo, y aún cuado entra de nuevo a ese cuarto donde ha sido de tantos hombres y donde el hedor a sudores añejos toman el aire de un colchon que apesta, su mente esta en otra parte.

Por hoy la jornada ha terminado, y no queda mas que dormir. Muchas otras de sus compañeras aprendieron desde temprana edad a drogarse para evitar sentir ese infierno de er penetradas una y otra vez,el semen caliente en la entrepierna, la boca, la cara; el olor a alcohol, a mierda a trabajo y a tierra de los clientes; pero ella en cambio prefiere solo abstraerse y recordar su sonrisa, ese cabello que la vuelve loca, esa caray esas manos que la hacen deshacerse en amor, y que la mierda de vida que lleva valga la pena.

Ya no hay asco en su cara o paladar cuando debe complacer con sexo oral algun hombre, es solo un movimiento mecánico, y no lo disimula con alcohol como las otras, simplemente imagina que esta afuera en el parque, correteando y riéndo con él, quién finalmente se deja atrapar solo para que ella lo abrace y lo bese.

Le duele todo el cuerpo y son solo 18 años los que lleva encima, tres de infierno, aunque el resto de su vida tampoco fue nunca placentera; aprendió muy chica que el sexo es una desgracia cotidiana en su vida, cada vez que un hombre se interesa en ella; primero fue su padre y luego sus hermanos mayores; pero a ella no le importa; tiene el oso de peluche impregnado con su olor para abrazarlo mientras duerme; no importa que sus 18 años pesen como si fueran 50, no importa que su cuerpo sea ya un arapo, que su vida sea una mierda, que no quede alma ni esperanza, por que nada importa y el sol vuelve a brillar cada lunes, y hoy es domingo por la noche.
Mañana al fin lo podrá ver, por que los lunes son el día en que la madame de la casa la deja salir con su hijito, entonces puede bañarse con él, mudarlo lindo, salir de esa maldita casa hedionda a sexo y vida, y ser niña otra vez, y por eso ella no tiene pesadillas en las noches como las otras, ella tiene sueños, sueños hermosos mientras usa una pijamita de punto que la hace ver tan niña como es, y sonrié mientras abraza al oso que huele a él, por que sueña y sueña maravillas, sueña por que para pesadillas, ya tiene el resto de los días.

lunes, agosto 03, 2009

El ruido tras la puerta.


Estás parada de nuevo en mi puerta como tantas veces hace años, y reabro la experiencia y el sentimiento de perderte, de que te lleven lejos de mi por tanto tiempo, exculpando errores ajenos; estas parada frente a mi con la cabeza baja como si mirarás justo el lugar en el suelo donde dormí la borrachera de el día en que te llevaron lejos de mi por cinco años, como si revivieras cada uno de los puños que di en el suelo esa noche por la impotencia, por todo lo que deje de hacer y decirte; y no trato de revivir esos momentos, no trato de traerte de vuelta; ya tu y yo no somos los mismos, ya nuestra historia no se repetirá, y sin embargo te he traído a mi casa con el afán de decirte que siempre he estado aquí para ti, que estaré mientras pueda, pero no levantas la mirada siquiera para verme que sonrió, que lo estoy fingiendo y que me apuro por que ya no escudriñes mas ese lugar en el suelo en el que me dejaste, del que apenas me he levantado para recibirte.
Te abrazo los hombros mientras te quito el abrigo, y te invito a pasar; he preparado una cena discreta pero hermosa, un detalle tan solo; el vino es el mayor lujo en ella. Tratas de decirme algo mientras te adelantas a dejar la puerta entre abierta; y yo de inmediato entiendo que no es para irte abruptamente; y sin embargo te dirijo a la mesa, pongo algo de música y dejo las luces bajas, sabiendo que nada de esto será para seducirte, es solo un estado de animo; y tu te sientas, revisas de nuevo tu celular y yo sé que lo estas esperando; pero este es mi momento y pienso sacarle provecho, tal vez incluso pueda rescatarte y cierres bien la puerta, por si acaso; y tu no lo sabes, estoy alerta, preparado; comes un bocado y tratas de decirme algo; yo te interrumpo y te hablo de el tiempo, de la vida estos cinco años desde que te fuiste, mientras tu, entre sorbo y sorbo de vino disimulas tus lágrimas; como si yo no lo supiera, y sigo conversando como si nada.

Tu teléfono suena y me preguntas por el baño; solo te digo que esta donde siempre, recojo los platos, me pides perdón y te levantas llorando, ahora sé que la puerta se abrirá en cualquier momento, y que cuando finalmente él te lleve apurado y dejándome allí como si nada, nunca mas querrás volver a saber de mi, aunque me llores luego en cada recuerdo; yo he esperado este momento tanto tiempo desde que te fuiste, que mas bien me impaciento por sentir el frio de la calle pegarme en la nuca, mientras tu te acurrucas junto a la bañera y lloras, escuchando todo lo que vaya a pasar, siguiendo el ruido tras la puerta; a fin de cuentas viniste hoy con la esperanza de que te salvara; pero como te dije, esta vez estoy preparado y justo cuando la puerta empieza a abrirse estoy listo para terminar lo que debió empezar hace cinco años, y tu escuchas el disparo desde el baño; y por primera vez te preguntas si iras a mi funeral en unos días, o me iras a visitar cada domingo, libre al fin.

viernes, julio 31, 2009

Página 161 5ta frase...


1. Agarrar el libro más cercano: "Otra vuelta de tuerca" Henry James


.2. Abrir el libro en la página 161


3. Escribir la quinta frase"Bueno, supongo que no debí haberlo hecho" (jajajaj nada interezante la verdad la frase)


4. Poner una imágen relacionada con la frase


Lo ven? estas son las cosas que lo ponen a hacer a uno los compañeros bloggers, en este caso dolor de muelas, buena nota men!
(no nomino a nadie, el que quiera hacerlo... mandese!)
Saludos a todos.
Deshora.

lunes, julio 27, 2009

De nuevo vida.


Una vez más, el viento se abre paso entre la ventana apenas cerrada y el pasillo, erizándome un poco; mientras el sonido de los monitores y las máquinas que intentan resguardar mi calidad de vida me aturden otra vez y silencian el murmullo de las visitas y las voces lejanas de enfermeras, auxiliares y médicos.

Esta vez ya no llegarás mi amor, sé que se te hace tarde cada día, pero para mi pecho la respiración de esta corriente helada es cada vez mas pesada, y ya no queda nada para sobrevivir, estoy cansado de pelear, de tratar de seguir vivo entre tanto dolor; ahora mismo he descubierto que la sonda de mi brazo esta floja, y ya mi piel hipersensible de tanto pinchonazo no quiere que la enfermera vuelva a acomodar la misma; es insoportable esta levedad.

Ya no encuentro sentido en los niños, la responsabilidad, la vida a tu lado, como el ruido de los monitores, me aturde esta sombra de la muerte sentada junto a mi cama, las voces de el pasado que me susurran recuerdos, la hipoteca, la póliza de vida, los planes para nuestra vejez; en realidad solo gustaría estar sentado en cualquier playa, con el ruido de el mar y la brisa salina en la cara, disfrutando una cerveza, fumando otro cigarro, aislado, solo, lejano, y en cambio mis pupilas doloridas por la luz blanca de los fluorescentes; al abrir la mirada a la realidad; de nuevo; solo me traen de regreso a esta cama que me duele, a ti que no llegas aún transcurrida media hora de la visita; y que imagino estarás estresada en el tránsito, ataviada y confundida por mi salud y esta larga estancia en el hospital que se aúna con la carga de la familia, las cuentas y la vida que pretendimos crear juntos y que me duele insoportablemente y me llena de culpa irónicamente justo por que ya no me importa.

Si tan solo pudiera estar en casa, mirando el fútbol, sonriéndote a lo lejos, jugando a lanzarle a mi hijo la pelota, levantándome por otro refresco mientras tu adobas algún pescado y yo sediento te agarro una nalga y tu sonríes picara y cómplice de mi travesura mientras te prometo en el medio tiempo preparar la ensalada... y si tan solo quisiera esto para que llegarás a tiempo, para que este cuerpo resistiera el tiempo que perderás en esta hora pico sin restricción vehicular, pero de pronto un agudo pinchazo me saca de mi deseo y una enfermera acompañada de un médico me inyectan alguna droga tratando de lograr lo que ya mi fuerza, mi voluntad y mis ganas no pueden, por que estoy harto de ser una carga, de estar postrado en este colchón incomodo que guarda ya mi forma de días y días de sostener mi cadáver con al menos; de nuevo; un soplo de vida, vida que mas bien es muerte, lenta y anestesiada.

Apúrate mi amor! apúrate que este aire frío que entra por la ventana me es irrespirable! apúrate que las lágrimas aderezadas con medicina queman los ojos, mismos que están doloridos por esta luz fluorescente que me ha bronceado de muerte.

Que mi hija me pregunte donde encontrar en la computadora de la sala aquel juego de Hello Kittye que tanto le gusta, mientras le sonrió a pesar de que el equipo contrario mete un gol, y llega el medio tiempo y preparo una deliciosa ensalada que comeremos con tu pescado; bueno, al menos tu y yo por que lo niños solo comerán el pescado, oh maravilloso! cuanto me gustaría un trozo ahora mismo, pero aquí todo sabía mierda al principio, luego ya no me dieron mas por que no podía tragarlo, y mi alimento cuelga de este depositario, una solución salina con alimento que aún en mis mejores momentos de agonía te decía era tu pescado delicioso hecho agua en una bolsa; y calmaba tus ojos llorosos y tristes prometiéndote que pronto estaría en casa para que me hicieras un filete con ensalada, y lo comeríamos mientras terminara de ver el fútbol y jugara con los niños, pero ya no mi amor, ya no, apúrate! apúrate que no quiero morir sin ver tus ojos! apúrate por que me ahogo y ya no hay nada mas que hacer, y estoy de vuelta de mi promesa hueca en esta cama muriéndome, deseando descansar, aturdido de nuevo por los monitores y las voces lejanas, imaginándote en la presa de la hora pico, ataviada, dándole por el celular alguna indicación a mi hermana sobre los niños, corriendo `para encontrarme; de nuevo; si acaso con vida.

Tu también debes estar harta, perdóname, y diles a mis hijos que me perdonen por no poder jugar con ellos, por no estar en casa haciendo ensalada, por que ya no me importa, por que ya no estaré despierto hasta tarde escribiendo en la computadora, por que ya no los besaré y cobijaré en las madrugadas, y a ti ya no te besaré y cubriré con mi cuerpo el frío nocturno que entra por la rendija de la celosía que; de nuevo; en una promesa vacía iba a arreglar justo el domingo que me vinieron a internar, frío que como este que ya no puedo respirar entra por la ventana y me trae de nuevo de mis pensamientos a esta cama, al aturdimiento, al ardor de ojos que las lágrimas y la luz fluorescente me causan; pero entonces, justo cuando te volvía a imaginar atareada en el tránsito, entras tú apenas para rendirme, apagas la luz y cierras la ventana! maldito Dios!!! déjate de hacer pasar por alguien que me reconforta! Permíteme dejar de creer en ti maldita sea!!! hazte hombre y vente a sentir las mil agujas que se me clavan en el vientre! a cagar sangre conmigo y a que te duela la piel que llevas encima! y la vida que dejas y pretendes que ya no te importa! maldita sea! maldito seas!

Me absuelves de la vida con un beso, con tus lágrimas, y me entrego a el ruido de los monitores y las voces lejanas que se vuelven ruido blanco, creo que he abierto los ojos por que la luz de los fluorescente es traída por el frío hasta el "cluster one" de este viaje liviano que emprendo, y me río, me río por que hay un túnel y una luz al final de este; y empiezo a tratar de llegar a ella, entonces las paredes de el túnel me golpean, me empujan, se cierran tras de mi, y alguien me toma por la cabeza, lloró y me limpian la garganta, desnudo y asustado me envuelven en una manta, me ponen sobre el pecho de mi madre; ella llora, llora de alegría, he nacido, una brisa que se cola entre la ventana apenas cerrada y el pasillo, erizándome un poco; mientras el sonido de los monitores y las máquinas que intentan resguardar la calidad de vida de los moribundos me aturde; de nuevo; y silencian el murmullo de las visitas y las voces lejanas de enfermeras, auxiliares y médicos mientras me anuncian, que estoy vivo.

lunes, julio 20, 2009

Pequeñas pistas


La verdad, me alegra haber sido yo quién lo encontró: aunque claro, hace días suponía que estaba ahí, principalmente por que el día que Diana mando la bola junto al galerón ese que usaban como bodega, me llego un olor feo, un hedor a muerto; como cuando deje un pedazo de pizza bajo la cama durante semanas.
Me alegró haber sido yo, por que hubiera sido feo que las chiquillas encontrarán a su papá así; muerto, en descomposición, hinchado y lleno de gusanos con un escopetazo en la pura jeta; además se me hizo super interesante, nunca había visto un muerto en mi vida, y mucho menos uno que se hubiera podrido; y no entiendo como a nadie se le había ocurrido buscar ahí, igual que con el asunto de la pizza.
Estaba tirado en el suelo y los ojos estaban llenos de agua, se veían como una bolsa con algo blanco adentro, daban asquillo; y la piel la tenia amoratada, levantada; y en la cabeza, justo donde tenía el escopetazo olía quemado, la piel estaba así como babosa, parecía gelatina, en tonos verdes y morados, bastante desagradable por cierto. Estaba tieso y con la boca abierta, se le habían salido los dientes y el pelo lo tenía tieso, le colgaba la piel por encima de la cara, y al mezclarse con la sangre de el escopetazo parecía que se había derretido, parecía una cabeza de esas que ponen en las casas de los sustos.
Todavía tenía los pantalones abajo, como el día que lo vi ahí con Diana, y por malo entonces le metí el palo que tenía en la mano en el culo, varias veces, como él le estaba haciendo a mi primita ese día, y me pareció entonces que ya era hora de avisar que lo había encontrado, ya mi tía había llorado bastante al viejo jueputa ese, antes si limpie la escopeta como hacen en las películas para que no le encontraran huellas de mis manitas, como pude metí la escopeta debajo de tío para que pareciera que se había suicidado; por dicha siempre me quedo tarde viendo programas de detectives, por eso sé cómo se hacen estas cosas.
Cuando salí de el galerón ya mi tía venia, y mas apurado que otra cosa por ir donde mis primas; le dije: "Ahí está tirado y podrido tío" y haciéndole una seña a mis primas que se abrazaban tras ella con cara de susto, las agarre de la mano y me las lleve a mi casa a comer pizza, para que no vieran nada de lo que seguía, lo demás todo fue cosa de adultos.

lunes, julio 13, 2009

Levedad



Levedad…
Soy escritor de la noche, por eso me gusta la hora de los fantasmas, rodearme de invisibles, tomar dictado. Ya son varias noches las que no me hablan, en las que no se presentan, a pesar de la atmósfera correcta, la oscuridad, el silencio, la soledad, pues cada vez que una presencia me susurra al oído, recuerdo tu rostro.
Hay gusanos en la ensalada, y raíces y enredaderas creciendo en las paredes, la oscuridad ha tomado todo, y los leves rayos que entran por las ventanas tapeadas desde adentro tan solo sirven para incrementar y hacer mas notable la noche.
Despierto con el ruido de los que golpean mi puerta, entran las damas prostitutas sin rostro, muestran sus pechos enormes, ensucian de hollín el largo ruedo de sus vestidos blancos, y se quedan en silencio recitando sus cantos de sirena y llanto.
Soy solo uno mas que se desterró, de los que trabajaban por la luz y cruzó la línea por ese albedrio incongruente de ojos vacíos y amor humano, y desobedecí señales, gritos y maestros, me entregue en mis fuerzas por lo que creí justo, por que los misteriosos caminos de Dios se me volvieron borrosos, y en el espejo hoy solo veo un demonio, que se niega a ser súbdito, a ser legión.
Poseído, temeroso veo cucarachas como ratas asirse de mis piernas, mientras me miran desgraciadas con enormes ojos ciegos; doy un paso para atrás, un paso en falso, y la oscuridad se mete en mis ojos, baja como humo en reversa, me cubre, me reza.
Maldita sea la gente y el mundo, los niños bellos que me abandonan, la inocencia que ya no profeso por fé y convicción; ni siquiera puedo ser ateo por que esta rabia va contra él; si no como odiarlo!? Si no de que vale estos silencios y mis asesinatos si Dios no existe?
La noche me cae encima, y las damas prostitutas lloran y se tocan, se cogen, empieza la orgía y la habitación se va llenando de demonios que vienen a ver caídas mis fuerzas; todos los ejércitos de luz me han abandonado, todo; y cualquier Dios me ha repudiado, y solo me quedan estas letras a la hora de los muertos.
Lo hice por sexo, por amor, por lo que sea, y maté al que cumplía un equilibrio y no debí desterrar; la niña en mis brazos siniestros se fue desmoronando mientras era torturada, y reía, y aunque me dijeron que no entrara, que no me metiera estalle en sombra que se esparce como incienso quemado, y partí su alma, y la de sus legiones, aunque no debía, y me dejaron solo, a esta suerte.
La muerte se llevo a mi familia, pero se negó a verme siquiera a la cara, a tocarme, a aliviarme; yo seduje a la perra, pero la sangre que goteó de mis muñecas tan solo me otorgo mi apariencia de fantasma, un fregadero tapado de coágulos y carne, pero no de el alivio que buscaba; y hoy me llegan a llevar uno por uno y sus miserias, la casa repleta de muertos, demonios y fantasmas, y ahora la niña tan solo se corta, se corta sola por el gusto de verse sangrar, loca, distraída perdida; atormentada, por que ya no es su padre; el demonio que no debí destruir; quien la atormenta; si no mi estancia, mi presencia. Yo me agito y la busco, la calmo, me masturbo sobre ella tirada en el suelo ausente, con su mano y su cuchillo en unión profunda, hasta los tendones, hasta que los dedos ya no responden y lo suelta; me arrepiento, me despabilo, pregunto por vez primera su nombre, en busca de un pequeño vestigio de nuestra humanidad; de la mía perdida en este tormento; y por un momento fija los ojos perdidos y abiertos como platos; vuelve un instante de la locura y solo atina a decirme que no tiene nombre “nunca nadie pensó que viviría lo suficiente como para necesitar ponerme uno” y entonces desolado y enterado de que no habrá respuestas ni luz más; doy otro paso en falso y me alejo, mientras ella vuelve a la locura y con las manos y los dedos atrofiados trata de volver al cuchillo y termina jugando con su sangre encharcada en el suelo; y yo gimo como cerdo mientras me sujetan; y por eso esperé la hora de los muertos, por que ahora trato de sublimarme y encimar la noche estallando en humo espeso y casi líquido de desintegración; para matarlos, para matarme, redimirme? Quizás, aunque ya no importe, me miro de nuevo en el espejo y veo al demonio, aunque en mis ojos reconozco al hombre, ya no puedo detenerlos, y me saben indefenso, levanto la cara para vomitar el alma, con la esperanza de escapar de él, tal vez de despertar; pero entonces aparece, justo al final de la hora de los muertos; 2.59am, y todos de rodillas me hacen saber, que su sola presencia, es punto final para este texto.

lunes, julio 06, 2009

Senos



Los senos han de ser sin duda ese primer premio que pubertos encontramos al alcance de las manos, luego de los labios, finalmente aprendemos a esculpirlos, a escalarlos, a amamantarnos nuevamente de su leche pasional, y atrapados nos quedamos en sus curvas, parecemos obsesionados con ellos, hasta que un día nos interesa mas lo que guardan debajo, por que sonreímos y los amamos a pesar de que hayamos descubierto junto a la frustración de ellas, la gravedad.

martes, junio 30, 2009

sábado, junio 27, 2009

En mi puerta (cuéntame otro chiste de naufragos)


No te miento, ni te engaño, tú sabes bien lo que quiero, y aunque el pudor y el recato te lo nieguen, es lo mismo que tú deseas.

El miedo ha de paralizarte y solo por eso, espero calmado que sea tu cuerpo el que llene el vacío de tu sombra sesgado en mi cama, haces falta aquí, me hace falta pervertir tu temerosa mirada de inocencia.

Prometo ser bueno, prometo sereno y prometo juego previo, no te juro eternidades ni diarios de lunas y poemas, el único verso será convertir esta pasión lujuriosa en beso, y que parezca sincero; será mi cuerpo y mi sudor en el tuyo aparentando, que son dosis de amor entremezclándose con el tuyo.

Me mirarás, y tendrás temor de enamorarte; me preguntarás por tus sentimientos, y yo te prometeré que finjo quererte, te diré palabras de amor no ciertas, pero solo como parte del trato, no como un engaño, no como excusa para que hoy estés en mi cama, no para enseñarte técnicas de amantes y verbo, por que no serás mi musa, no serás mi amor, serás amante y serás almohada, y prometo dejarte verme dormir, y fingir que sueño contigo, y sonreirás feliz y enamorada, y no seré yo quién rompa tus sueños.

Pasará el tiempo y te habré olvidado, para ti seré un amor paréntesis de esos que contaban chistes de náufragos en la memoria, un buen recuerdo, mientras tu vida pasará y se llenará de otras historias, y horas de tedio donde volveré a tu pensamiento; lo ves? no te habré mentido, estaré allí como un personaje querido en tu pasado, posiblemente seguirás a pesar de los años y las sombras arrancadas de tu entrepierna abrazando mi nombre en un oso de felpa mientras duermes, y yo seré ausencia, que traerás para consolar tus anhelos.

Quizás un día nos volvamos a encontrar, tu serás mas mujer por la luna cada mes y mi recuerdo que te despertó mujer verbo en mi cama, y entonces con tu traje ejecutivo te pondrás seria, pero te rendirás finalmente ante este que a pasar de los años que te lleva, sigue siendo ese paria bohemio que esta noche te convenció de creerte este cuento de que te quiere; y volveremos por unas noches a los lugares comunes por ti amados, a hacerte creer que se abre este paréntesis en el que te piensas musa y eres verbo, yo grabaré mi nombre con tinta china en tu corazón, y a ti te dejaré dibujar tu nombre en la arena de mi playa en marea baja, y me dirás adiós esa noche ilusionada, vestida de ejecutiva, con la misma cara de niña asustada con que te espero; yo te diré adios para siempre; y cuando cuelgue este teléfono ahora, tan solo me recostare para preparar mi papel, y en un rato tocarás a mi puerta, aún entendiendo todo esto, y con tu cabello y tu blusita mojadas por esta garua me dirás "Aquí estoy a tu puerta, soy tuya, cuéntame otro chiste de náufragos"


lunes, junio 22, 2009

Nombres en la arena


No se trata de pintar grafittis o dejar titulares en los medios, se trata de dejar marcas indelebles en la gente que habita con nosotros las ciudades, los pueblos, la vida; algunos escriben sus nombres con tinta china en los corazones de otros, otros buscan una playa en marea baja y apenas si dibujan sus nombres en la arena...

lunes, junio 15, 2009

Ella mora en el viento.

Ahí esta de nuevo, jugando con las campanas de el móvil que me regalo mi hermana y babeando la ventana; la rasca con sus deditos muertos, con su cara de demonio y lástima, a mi me da un poco de ternura, aunque un escalofrío me recorra el espinazo cuando la miro desde mi cama.
Siempre he sabido que desde esta montaña gustan bajar los muertos, pero nunca ninguno se ha detenido en la ventana de el cuarto de mi casa como esta pequeña, que tras muchas noches me parece está obsesionada.

tendrá unos 12 años y al menos no sé cuantos de muerta, pero por tanto también juega a seducirme con levedad de movimientos, sutiles y bien intencionados, mientras me resisto a pensar en algo malo, aunque no puedo.

Me he dedicado a sentarme frente a la ventana en el suelo para descubrir que piensa, aunque me es imposible mirarla a los ojos por lo que desde ellos transmite, antagónico quizás; la ternura de su cara, la seducción de sus movimientos, la ternura de su cuerpo, el demoniaco estupor de su mirada.

Golpea la frente contra el vidrio, parece que llora, aveces me parece que ríe, quizás finja ambas, me empieza a llamar mas la atención que antes, cuando me muestra al fin, acomodando su pelo hacía atrás; su cuello desencajado, como cuando con violencia se es estrangulado; y su entrepierna sangrante.

A pesar del dolor y el estupor parece inofensiva, y se aleja respetuosamente un paso de el vidrio, casi acaba la hora de los muertos; la ansiedad y la curiosidad me van controlando, mientras el escalofrío se torna confianza.

La dejo entrar, abro la ventana, en realidad no sé si es que su mirada me ha hipnotizado, pero la dejo entrar; sostiene los arapos que lleva encima al levantar la pierna para pasar el quisio de la ventana, como una señorita de su edad, contraída de hombros y sosteniéndose los muslos se para a un lado, me le acerco y me rehuye, trato de tocarla y da un paso atrás, tiene la mirada posada en el suelo, me acerco más y la acorralo contra una esquina de la habitación, solo entonces levanta la vista, solo entonces en su mirada entiendo lo solos que se quedan los muertos, y como pactan con la muerte el quedarse entre los vivos, y se pone furiosa, no sé por un momento si trato de protegerla o de poseerla, pero ella me ladra, como un perro; me muestra los dientes y con violencia se sacude, saca un afilado pedazo de vidrio de sus arapos y me corta el abdomen, la sangre y las vísceras caen en el suelo mientras mis rodillas golpean el piso, entonces sonríe; y me acaricia el cabello mientras me desangro en el suelo, no dice nada; pero lo entiendo todo, ahora esta feliz de tener con quién jugar mañana con las campanas, de tener con quién babear nuevas ventanas, con quién bajar cada noche tomada de la mano, de tener con quién jugar y a quién seducir mientras los muertos son silencio en silencio y soledad en la compañía, esperando la hora de los muertos en la montaña.

lunes, junio 08, 2009

Procesión nocturna.

La mujer obesa y desnuda se sirve otro trozo de inocente, no hace falta atarlo o sostenerlo, no a uno que ya no tiene piernas para aprender a caminar un día, mucho menos uno que es indefenso desde el vientre que maldijo el día en que llegó a él, y que estando boca arriba, por su estado de recién parido y en medio de una placenta en descomposición y mal oliente es incapaz incluso de llorar.

Yo le lamo las heridas a su madre desfallecida sobre la cama, encharcada en sangre, tan indefensa como el niño que arranco de su entrepierna. Y es que hasta las perras paren, como no lo va a hacer esta criatura? Sus padres caminan lento desde arriba de la cuesta que trae el camino, pasa frente a la casa y termina en el templo, a solo unos pasos de acá; vienen y caminan, cantando lamentos que me hacen sonreír, con sus candelas, con sus mentiras, vistiendo luto y acompañados por casi todo el pueblo devoto en su procesión de muertos de viernes santo.

Traen vírgenes y magdalenas llorando en los hombros, vistiendo túnicas moradas como el sacerdote que pendula un quemador de cobre hirviendo, regando semen sacrosanto que huele a incienso por la calle real, ese que al oler las señoras mas viejas con su velo negro se persignan; vienen bajando y el pueblo detrás de un sepulcro llora, como si fuera un muerto el que traen, y no un amasajo de espanto; un Cristo muerto de madera según su imaginario; yo los veo desde la ventana mientras la obesa relame la sangre que le ha goteado el pecho, y la desfallecida ajena a todo empieza a incubar, a dar posada en su vientre al vacío del flagelado, un verdadero niño Dios que ha muerto, sin siquiera haber nacido.

La procesión nocturna pasa frente a la casa, pasa en silencio, solo se reconocen los pies arrastrados, los susurros de los lamentos, corro la cortina para verlos mejor, me interrumpe un gemido lastimero de la que inconsciente sostiene su vagina ensangrentada; vuelvo a la calle para verlos volver a ver a la casa, ellos; sus padres; no imaginan lo que aquí sucede, y solo ven mi silueta, en eso entra la nana que consiente y cómplice sirve para tapar el triste hecho, trae una tina y estropajos para limpiar la sangre, a la niña parida, y que servirán de mortaja al niño que ya la gorda ha engullido completamente; ya es de esa muerte obesa y cabrona; ellos solo ven mi silueta e imaginan que es su devota hija admirando el rito, al que no asiste por el veto que el padre Carlos le ha dado a los buenos jóvenes después de la hora del rosario, misma que aprovechan para encamarse, masturbarse, o entregarnos a sus hijos muertos.

Para la Nana pasamos desapercibidos, a su edad reconocernos es pactar la existencia de un demonio al que la religiosidad no puede dar cabida; ya los dolientes entran a la iglesia con su madero muerto, entran rezando, de rodillas y llorando, el espectáculo me regocija, la obesa me seduce y yo asqueado le sonrío, siempre la excita tragarse así la vida truncada de un niño muerto; para cuando todos salen de la misa, la muchacha descansa la fiebre aseada y entre sabanas blancas, inmaculadas; sus orgullosos padres pensarán que duerme, ya la obesa y yo nos habremos ido, y ella dormirá la madrugada y gran parte de el día siguiente, el domingo volverá recuperada a ser una niña de bien cuando represente a la virgen en la procesión del resucitado, la obesa y yo seremos cotidiano para seguir invisibles hasta que en la próxima procesión nocturna, otra virgen necesite que le guardemos un hijo muerto.