lunes, abril 27, 2009

Soñando...

Cuando mueres mientras duermes, este pasaje es distinto sin duda a la muerte común que se presenta ante nosotros como un invisible, ha de ser como estar soñando, por que eres ajeno a todo el ruido que la muerte conlleva.
Quizás te encuentres dando vuelta una y otra vez en algún pasaje infantil olvidado, un momento, un instante en el que la inocencia te dio licencia para ser pleno, para ser feliz; y la inconsciencia y la desfiguración onírica de los sueños te ata y aferra a ese recuerdo, a esa memoria presentada para evitar que despiertes y te encuentres cara a cara con la muerte.
Quizás solamente sueñes que caminas por alguna playa, y cierres los ojos, y te concentras en la sensación de arena en tus pies, en el sonido de el mar salino, en ese olor puro a viento y agua, y los recuerdos de ella, corriendo hacía ti en esa playa, o tu corriendo hacía los brazos de tu madre, o simplemente solo, despreocupado de todo, incluso de ti.
No hay tiempo de repasar la vida ni de túneles con luz al final de este sueño, pero no ha de caber duda de que si mueres dormido, lo haz de hacer soñando, tan solo quizás sueñas que tendido en tu cama tienes un largo descanso, merecido y profundo, donde la realidad mas que ajena es tenue, es placentera, y despertar es solo una posibilidad.
Cuando mueres dormido tras una larga espera, enfermo y en un hospital, quizás; el asunto es diferente, por que el inconsciente te separa de la realidad cotidiana, misma que de todas formas es una pesadilla, gente que llora o gente que no lo hace, máquinas enfermeras, doctores y pruebas, fármacos, dolor y ausencias, o presencias que sufren; aquí el sueño puede volverse pesadilla, por que la realidad es peor que ese sueño agitado y prolongado de una larga despedida que no acaba, y en el sueño drogado de la calidad de vida; alucinas y sufres de cualquier pesadilla, que de igual forma no te trastorna mas que despertar.
Puedes soñar entonces el mar agitado y la playa fría, puedes soñarte niño perdido entre la multitud, un mal recuerdo, eso no importa, por que te estas muriendo, y la vigilia es testigo y consiente de la fría cama, el lúgubre cuarto-morgue, de que la sábana que te cobija se volverá mortaja, de el lento y pausado; de el "pip" mecánico de el lector de signos vitales, de el gotear de el suero que te alimenta, de la cadencia de la muerte a tu lado, a pesar de las carreras y los medicamentos, de los familiares que lloran, de los doctores que dicen que solo es cuestión de tiempo.
Ella se acerca a tu oído y te absuelve; te deja ir; la muerte al lado te extiende la mano, y tu te sueñas desangrado con las manos roídas, con los ojos fijos y muertos llorando, quizás entonces sueñas que vas cayendo, como esos sueños donde te levantas sobresaltado, pero esta vez la caída no acaba, se prolonga mientras la vigilia atiende al monitor cardiaco, y mas allá de donde la pesadilla normal de el que no muere acaba; tu sigues cayendo; por que la muerte te hace llegar al fondo, te hace llegar al suelo, y sueñas que caes impotente, entonces luego seguirás soñando la muerte; tu muerte, mientras el monitor hace un sonido agudo y largo.

Una lágrima cae sobre tu mejilla; desde tus ojos dilatados y muertos que ya no sueñan mas que esta estancia... duerme hijo mio, que naciste dormido y pronto en ese largo sueño te has ido, y sé que para ti será este tu nacimiento, pero no en los brazos de tu madre y los mios, si no en el país de los muertos.

lunes, abril 20, 2009

Si Dios fuera mujer

Si Dios fuera mujer
no se instalaría lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.
Ay Dios mío,
Dios mío si hasta siempre y desde siempre fueras una mujer
qué lindo escándalo sería, qué venturosa,
espléndida, imposible, prodigiosa blasfemia.

-fragmento- "Y si Dios fuera mujer" -Mario Benedetti
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El general se sienta con una copa de whiskey en su enorme oficina que da a la plaza, la multitud aguarda mientras suenan los himnos y otras alegorías patrias. Descansa el tedio de la caravana que trajo a la recién elegida presidenta, quién en una habitación contigua se prepara para salir al balcón, a la palestra de el pueblo que no cesará de vitorear esta suerte, como si acaso el género importará en el cambio, y los intereses de los gobiernos.
Harto de poder entiende claramente que el mismo esta en él; mas no en su rostro, entiende que ha llegado al punto máximo, al pináculo de su posición como jefe del ejército que defiende la empresa de la utopía que ahora el gentío celebra como cambio, jamás podría embestir en ese traje galardonado por medallas un rango mas alto que el que ahora ostenta en la jerarquía evidente, aunque sabe que su voz es la última sobre quién tiene la cara que ahora promete y jura ante la multitud creyente y sumisa. Sorbe otro trago de el vaso y limpia el sudor de el ajetreo de su frente, entiende como años atrás que no han sido si no sus diestras palabras, mas que las guerras ganadas, los golpes de estado y su posición las que lo tienen allí, en la cumbre de sus sueños, señor todo poderoso de esa patria que muchos aman y no entienden, listo para estar tras la madrastra dominando el mundo que a espaldas de su silla grita afuera en la plaza.
Siempre fue un promotor descarado de la mujer en puestos altos; asi ha conseguido casi todo en la vida; sabiendose incapaz de alcanzar altos rangos de elección popular por su apariencia tosca y su mal recuerdo para muchos como militar ex lider de la dictadura; nunca dudó en alabar & seguir y promover a una mujer, no le importó a pesar de su machismo visceral, estar detrás de alguna dama en el púlpito político, o en un escaño, o incluso estar abajo en su cama, en levantarle la mano en señal de victoria, que la gente enloquesca y le aplauda; él sabe que al poder se puede acceder por la entrepierna de una dama.
Ella, que siempre tuvo una calculadora entre las piernas, supo ganarse las simpatías de los miles y miles que le gritan vivas desde abajo, sin duda la astucia de él supieron conquistarla; sin duda su impactante picardía la hicieron caer en su cama y en su poder, sin que ella se diera cuenta; pero también su poder embestido, su actitud de conquistar, de forzar e imponer fueron un aliciente mas para su derroche de ambición, y hoy su ego descansará sobre esos miles de hombros que desde la plaza esperan las mentiras que surjan de ese pacto sucio y secreto; a ella no le importa ser la cara; y solo eso; mientras su honra aumente y ese pueblo la ame.
El grito popular y el eco de los amplificadores, así como el soldado raso que toca a su puerta le avisan que es hora de salir al balcón de el cuartel, donde los ciudadanos vitorean cada palabra de su presidenta hecha dios y que les llena de esperanzas el futuro.
Sale al balcón desapercibido donde otros militares de menor rango se hacen a un lado para darle paso; ella concluye su discurso y levanta los brazos frente a la gritería y el éxtasis de la gente, el se acerca por detrás y levanta cual patriota los brazos junto a ella; ahora es parte de el festejo; y mientras todos se entregan a la celebración se acerca a ella quién con los brazos en alto sonríe al sentir como con disimulo el le aprieta el culo con su tosca y fuerte mano, le vuelve a ver y le sonríe, mientras él piensa ambicioso y enfermo; planea seguro de su autosuficiencia: "si Dios fuera mujer..."

martes, abril 14, 2009

Penúltima parada.



Era tarde, tomé el último autobús de vuelta a la capital.La mayoría de los pocos pasajeros llevaban pesadumbre en sus caras, o el día había sido pesado, o la noche sería larga. Nada anormal, éramos los mismos adormecidos de siempre, yo con mi tranquilidad y mis distracciones de cada vez, dejaba que me arrullara la noche, las oscuras imágenes a través de mi cara reflejada en la ventana, todo era ausente, un vehículo, un pasaje, minutos muertos.


El autobús hace una parada, este hombre fornido y calvo corre hasta él y me llama la atención, salgo de el tedio. –Estoy retrasado- le dice al chofer al subir, nos mira a todos como buscando y al verme me sonríe, su mirada es maliciosa y la clava en mí, me distrae el murmullo de los demás, trato de ignorarlo, mas hunde de nuevo su mirada y su sonrisa mientras se sienta; del otro lado de el pasillo, dos asientos delante de mi; trato de ignorarlo, me sumerjo de nuevo en el reflejo de mi cara y en la calle.


Intempestivamente algunos bajan, apurados, sobresaltados, me miran por la ventana como queriendo decir algo, el chofer suda y me mira también, me encuentro con este tipo mirándome y sonriendo de nuevo, mis instintos se aceleran! mas no es posible, tengo que calmar mi paranoia, este tipo calvo que suda no puede ser un verdugo o un asesino, va tan apurado como los otros, el autobús acelera su paso hacía la capital, el chofer suda y me ruega que salte por la ventana con la mirada; mas no le hago caso, trato de calmar mis temores; veo al tipo sacar un puño de la chaqueta, me quedo inmóvil, el chofer se detiene en la penúltima parada, todos bajan, yo he controlado el miedo y me sumerjo en mi reflejo un instante, los veo a todos bajar y hacerme señas con los ojos que no entiendo, me sobresalto de nuevo, el tipo sonríe y la mirada le brilla, se levanta y saca un arma; un cuchillo; estoy inmóvil y paralizado en mi asiento, lo veo acercarse sonriendo endemoniadamente, veo al chofer por última vez viéndome con piedad por el espejo mientras arranca el autobús y cierra las puertas, el tipo se me acerca con el cuchillo y su endiablada sonrisa; suda; esta calle es muy oscura, el camino hasta la última parada extenso, supongo que el chofer fue quién subió el volumen de la radio.

martes, abril 07, 2009

Giros



Con respeto total a quienes opinan distinto, creo que la virtud del sacrificio de Jesús es precisamente su condición humana, sus sentimientos humanos, su esperanza, y su decepción.

Esperó ese beso durante tanto tiempo, que finalmente al recibirlo en la mejilla, no entendió que se trataba de una despedida, levantó en sus brazos a Magdalena emocionado, giro con ella en brazos mientras le decía “te amaré tanto cuando finalmente el mundo deje de dar vueltas, que pensarás que puedo resucitar de entre los muertos” Unas horas después, otro beso en su mejilla; dado por uno de sus discípulos; haría girar de nuevo su mundo, y el de muchos, aún años después.