Le duele
todo el cuerpo, y aún cuando entra de nuevo a ese cuarto donde ha sido de
tantos hombres y donde el hedor a sudores añejos toman el aire de un colchón
que apesta, su mente está en otra parte.
Por hoy
la jornada ha terminado, y no queda más que dormir. Muchas otras de sus
compañeras aprendieron desde temprana edad a drogarse para evitar sentir ese
infierno de ser penetradas una y otra vez, el semen caliente en la entrepierna,
la boca, la cara; el olor a alcohol, a mierda a trabajo y a tierra de los
clientes; pero ella en cambio prefiere solo abstraerse y recordar su sonrisa,
ese cabello que la vuelve loca, esa caray esas manos que la hacen deshacerse en
amor, y que la mierda de vida que lleva valga la pena.
Ya no hay
asco en su cara o paladar cuando debe complacer con sexo oral algún hombre, es
solo un movimiento mecánico, y no lo disimula con alcohol como las otras,
simplemente imagina que está afuera en el parque, correteando y riendo con él,
quién finalmente se deja atrapar solo para que ella lo abrace y lo bese.
Le duele
todo el cuerpo y son solo 18 años los que lleva encima, tres de infierno,
aunque el resto de su vida tampoco fue nunca placentera; aprendió muy chica que
el sexo es una desgracia cotidiana en su vida, cada vez que un hombre se
interesa en ella; primero fue su padre y luego sus hermanos mayores; pero a
ella no le importa; tiene el oso de peluche impregnado con su olor para
abrazarlo mientras duerme; no importa que sus 18 años pesen como si fueran 50,
no importa que su cuerpo sea ya un harapo, que su vida sea una mierda, que no
quede alma ni esperanza, porque nada importa y el sol vuelve a brillar cada
lunes, y hoy es domingo por la noche.
Mañana al
fin lo podrá ver, por que los lunes son el día en que la madame de la casa la
deja salir con su hijito, entonces puede bañarse con él, mudarlo lindo, salir
de esa maldita casa hedionda a sexo y vida, y ser niña otra vez, y por eso ella
no tiene pesadillas en las noches como las otras, ella tiene sueños, sueños
hermosos mientras usa una pijamita de punto que la hace ver tan niña como es, y
sonríe mientras abraza al oso que huele a él, por que sueña y sueña maravillas,
sueña porque para pesadillas, ya tiene el resto de los días.