miércoles, abril 30, 2008

Gracias por la muerte.



Nacer era suficientemente malo como para además sobrevivir algunos meses, y en el peor de los casos un par de años, Ana tenía tres y era inimaginable que alcanzará los doce años, pero la niña vivaz de ojos grandes, pese a la pobreza y el ambiente bizarro en el que crecía, fue mas fuerte que sus otros compañeros de cumpleaños, y creció siendo mas carga para sus padres que alivio.
Ella jamás pensó que hubiera algo mas para ella, la casa de latas a la orilla de el río, el borracho que la golpeaba y al que llamaba papá, la madre drogadicta que parecía morir cada vez que ella regresaba con buen dinero, de vender flores, y de venderse flor por los bares de el centro.
Ana no tenía miedo a pesar de sus doce años, y le dio muerte digna a dos hermanos, adoptando además a dos vecinitos que la acompañaban en sus romerías por dinero, de el bar frente a la iglesia al salón de baile de el Higuerón, de vuelta al tugurio.
Los hombres de el bar fueron quiénes la descubrieran mujer con mente infantil, antes de que ella se diera cuenta que las tetitas le habían crecido, o que la sangre que emanaba de su vagina la hacía mujer para muchos; así empezó a venderse a pedazos sin que su inocencia le permitiera entender por que muchos le decían “putita”; nunca le gusto ponerse de rodillas frente a ningún borracho, pero el dinero que recibía a cambio era muy bueno para ella y sus dos hermanos adoptados, alegraba a los padres además que por unos días tranquilos, ya no la golpeaban.
Las señoras de la plaza la condenaban y le auguraban un terrible futuro que ella no entendía; nunca nadie le hablo de Dios, mas ella siempre trataba de encomendar cada noche su jornada y la de los niños que la acompañaban a un ser invisible al que ella no le importaba; para ella Dios cumplía si regresaba a la casa de latas con dinero.
Luego algunos fueron mas allá, y ella empezó a entender que podía sacarle mas provecho a su cuerpo, nunca le gusto, algunas veces le dolía, pero el dinero lo compensaba, ver a los mocosos felices con alguna golosina, y poder comprarse el vestido blanco para ella valían la pena de su terrible existencia, la única que conocía. Por eso el día que estreno el vestido blanco, se veía radiante, vendió todas sus flores y accedió a irse por el río con aquel joven moreno que le despertó las mariposas dormidas de su estómago. No opuso resistencia a ningún impulso de él, mas bien se mostró sumisa, incluso cuando este la empezó a golpear, solo se preocupo un poco por los pequeños, pero la verdad es que ellos sabrían llegar a casa con el dinero de todas las flores vendidas, mas el dinero que este hombre le diera por todo lo adicional que hacía y pedía, y sonrió en medio de la paliza pensando en lo linda que se vería en el otro vestido; el rosado, mientras el moreno seguía golpeándola.

El miró la cara de la niña fría y pálida, en el fondo de el arroyo, y se tranquilizó al ver que sonreía, soltó su cuello, y con una paz censurable camino tranquilo, dejándola allí, sumergida; como quién ha hecho bien.

domingo, abril 27, 2008

Sexo con amor.


Suele perderse en las memorias de muchos, un momento que debió ser sublime, que por las mujeres, compañeras heteros de esta primera vez, es incluso idealizado, pero por alguna razón, un mal recuerdo, una mala experiencia, o la efimeridad de dicha situación, pasa relegada y solo viene a la memoria cuando en retrospectiva, alguien, algo o nada nos hacen volver a ver atrás.

La morbosidad nos hace a todos en algún momento fisgonear en la intimidad de los demás, querer saber detalles y de manera un poco enferma nos lleva a preguntarlo descaradamente si la oportunidad lo justifica. Esto no es precisamente algo malo, pero hemos de entender algo antes de empezar a narrar, y para evitar juicios morales en contra de mí y mis congéneres; a la edad donde la mayoría de los hombres tuvimos por lo general nuestra primera experiencia, era difícil esperar de nosotros algo mas que el matar una calentura y un despertar sexual absurdo y exagerado, dominado mas por las hormonas que por los buenos sentimientos o la moral, o el pensar en un futuro con la persona que tomó ese primer turno en nuestras camas, sillones, suelo o el lugar elegido para finalmente desconocer la magnitud enorme de mitos que nos acompañan la primera vez.

Así entonces, tendría yo unos catorce años, y mi adolescencia me sobreestimulaba en mi condición de hombre un poco mas desarrollado corporalmente que los otros muchachos de mi edad, esto aunado con el hecho de que mi novia, era un año mayor que yo, por lo que; y a pesar de estar "jalando" solo por un par de meses, tanto la presión social como esto, mas mis marcados impulsos nos hicieron ir llegando sin avisos y sin escalas a la necesidad de regalarnos el uno al otro esa primera vez. Que puedo decir sobre ella? pues... me caía bien, era una mae algo locasa y desordenada, igual que yo, sin ideas fijas y bastante moldeables, por lo que tanto nuestras hormonas como nuestros "amigos" nos fueron influenciando para llegar esa tarde a consumarnos en ese acto.

Que les diré? fueron 15 minutos caóticos, el juego previo inexistente, luego averiguar que? como? donde? y al descubrirlo el caos! la sudoración espantosa, el miedo, el terror, y de pronto sangre, sangre que chorreaba de el encuentro, hacía un sillón gracias a Dios de cuero negro, el dolor, el susto, la carrera, limpiar, correr, bañarse, quejarse! que esperaban de dos inexpertos pubertos? Además lo mio no es el erotismo, ese relato se los quedaré debiendo, y la verdad sobre esa primera vez sería un secreto bien guardado, a los ojos de todos habíamos cumplido y solo a los días, y al darnos cuenta de que la gente hablaba de nosotros como "los que ya lo hicieron" nos hizo creer que había sido bueno, y nuestras miradas cómplices así nos lo hicieron entender, teníamos popularidad y reconocimiento que mas queríamos? Hubo un segundo intento menos caótico y un poco mas ordenado, igualmente sin gracia y sin gloria, luego sobrevino un lógico adiós, acaeciendo desde entonces en mi vida una loca carrera de sexo y de múltiples parejas y experiencias que con los años fueron mejorando, y que llegaron a ser "importantes" y placenteras, pero el sexo con amor, llegaría muchos años después, y ese si que fue todo lo que había buscado, pero bien mis estimados, esa es otra historia, y como ya les dije, lo mio no es el erotismo, igual gracias por preguntar.


Este texto responde a la invitación de mi amiga mauren y a su curiosa morbosidad jajajaja, y se supone que tengo que nominar a tres personas a que hagan lo mismo... y ya que es algo medio personal, invitaré a tres amigos de la vida real y de la blogosfera, que igual no tienen que verse obligados a responder, Danilo Mora, mi adorada Reina de Ebano, y que tal... Héroe anónimo, creo que a ninguno de los tres los han invitado. Saludos.

jueves, abril 17, 2008

Pasajero.


Elena era una mujer independiente. Se mudo a esa zona montañosa buscando escapar de su fuerte ritmo de trabajo de cada día; conducir por las curvas de la montaña – precipicio cada mañana era para ella una especie de catarsis, hasta que las cosas empezaron a ir mal en su empresa; entonces el camino extenso de cerca de una hora cada mañana y cada noche se le había vuelto mas bien un martirio, y cada vez el camino se hacía mas pesado, y mas largo.

En un principio, la compañía de él en el asiento de pasajeros le había servido para tomar algunas decisiones, carentes de alma; empresariales pensaba ella; para él un dictado como de conciencia de negocios, que daba gozoso, en un tono de victoria sabiendo que Elena las seguiría al pie de la letra; ahora, siéndole molestas, trataba cada vez de hacerlas callar poniendo la radio, pero él continuaba hablándole, y ella escuchando, la radio resultaba un ruido lejano, y el camino por la montaña, un espejismo que sabía inconscientemente de memoria.

La noche anterior, la mala noticia de sus malas decisiones fue mayor que lo que su estilo frío y calculador pudieron haber previsto y lloró toda la noche, sin dormir, ese día el camino era mucho mas extenso y tedioso, la radio mas lejana, y su voz retumbaba aún mas en sus oídos.

El reía victorioso, a sabiendas de lo que estaba logrando, ella se ofuscaba y enredaba mas en pensamientos inconformes, sabía que al llegar a la oficina las malas noticias de ayer serían reafirmadas, y con toda la noche de pensar no había encontrado solución alguna, solo esperaba lo peor, y él que le dice una y otra vez lo fracasada que es, lo mal que la va a pasar de ahora en adelante, el fin de su estilo de vida a menos que le importará a alguien, pero con los antecedentes que tenía de novios que solo se la cogían sin quererla y lo apartada que estaba de su familia, y con la lista de enemistades que tenía incluso haciendo fila, sería realmente terrible verse en esos problemas y sin nadie que le ayude, a menos que un abogado pagado la defendiera, y ya ni siquiera para eso tendría dinero. Era una mujer hermosa, pero nadie se metería en camisa de once varas solo por sexo, le repetía una y otra vez, ella entre el radio y el camino trataba de ahogar la voz perversa de aquel que desde el asiento de pasajeros le molestaba, conforme se acercaba a aquella famosa curva de la muerte, y él que guarda silencio para reírse, para disfrutarlo, y ella que frustrada y llena de enojo, cierra los ojos, aprieta los dientes, y suelta el volante.

lunes, abril 07, 2008

P.D. nuestro gato esta muerto.



Nuestro gato murió ayer durante la cena, dio un maullido extraño y murió, yo no pude, por mas que me contuve, evitar mirarte extrañado por aquello, mientras tu, con una tranquilidad pasmosa y saboreando un nuevo bocado de el asado decías "oh que bien! como molestaba ese gato!"

No pude cenar, me fui al patio trasero y bajo una lluvia terrible y conforme terminaba de oscurecer, cave lo mas profundo que pude y allí termino nuestro amado gato, sepultado bajo el árbol aquel donde por vez primera nos besamos, cuando esa todavía era la casa de tus padres, aquella noche de brujas y duendes en que la noche nos encontró tan solos como su luna, y no pudimos entonces evitar enamorarnos de golpe.

-"Te acuerdas cuando nos amábamos?!"- te pregunte al entrar empapado y lleno de barro a la cocina, donde tu terminabas de botar las sobras de mi plato y las de el gato que ahora estaba muerto bajo el árbol; me volviste a ver y con ese modo de patanería y superioridad que tanto odiaba en ti me respondiste casi sin mirarme -"si, pero eramos jóvenes, nadie podrá nunca culparnos por eso"-

Y es que con el pasar de los años se nos fue haciendo imposible mirarnos a la cara y amarnos, sin con cada gesto y con cada mirada recordarlo a él, ese niño que era tal como el niño de Bennedetti; que era para nosotros nuestro amor que no era mas que un niño muerto; lo extraño es que el libro de Bennedetti nunca dejo de estar en tu mesita de noche, aunque el amor si dejo de estar en nuestra cama.

Esa noche extrañe en demasía al gato que yacía muerto bajo el árbol donde nos enamoramos, llovía y con mucha mas razón lo extrañe en mi regazo mientras fumaba y veía televisión, tu en cambio te divertías con tu cabello y la plancha frente a la coqueta que te regale durante el embarazo, yo entonces viéndote tan "como siempre" y yo tan solo, decidí irme a dormir, de todas formas, y como cada noche hace 7 años en que nuestro hijo murió, no había nada bueno que ver en la televisión, tu asustada te apuraste y pronto sentí tu sombra acostarse junto a la mía, por que eso eramos desde entonces, dos sombras en una cama, paralizadas e incapaces de acercarse, paralelas, cada quién llorando hacía su orilla de la cama.

Y así pasaron los días, los meses los años, 7 años en total, y sin más que hacer decidí con las ideas crearme un mundo para sobrevivir, tu por tu lado adoptaste la monotonía como compañía, y nos quedamos solos y el árbol donde nos enamoramos.

La guerra llego en la noche, como un ladrón, y yo demostrando que no son solo los jóvenes quienes mueren en las revoluciones, me deje arrastrar por el ideal de la contra, por que los de la derecha no bajamos de la montaña, morí a la hora de la cena en una calle del centro, enfrentado con estudiantes y guerrillas.

Esa misma noche desenterraste a nuestro gato, justo debajo de el árbol donde nos enamoramos lo encontraste, y entonces me recordaste, mas allá de nuestro hijo muerto, sin tener que ver mi cara para recordártelo, con mi muerte como escusa para olvidarlo, y volviste a amarme, y volviste a extrañarme, y esa noche me escribiste esta carta cuyo posdata concluye, que nuestro gato esta muerto, igual que tu, que moriste mañana durante la cena, y solo observo al camión militar alejarse, y te espero, bajo de el árbol aquel donde nos enamoramos, cuando esta casa aún era de tus padres, y espero que la soledad de esta noche, y este niño muerto que al fin sostengo en mis brazos puedan de nuevo, enamorarnos de golpe, allá los vivos con sus guerras.