viernes, febrero 17, 2012

Infinito II


Tuve un infinito que perdí en tus ojos, tengo un silencio que me hiela la sangre, lleno del vacío de tu risa, solitario de tus manos descubriendo el mundo junto a las mías, con solo un punto de vista, el de tu ausencia; y me doy cuenta, y me lleva el diablo! y maldigo y reniego, y sigues sentada igual allí, en mi añoranza de ti, sin decir nada, sin siquiera volverme a ver, mientras yo me recuesto en el hombro de tu ausencia a ver el mar al que nunca llegamos y no le pierdo detalle a la nada.
Me lleno el pecho de la brisa del mar, juego con la arena entre los dedos de mis pies, quiero ver el horizonte infinito donde el mar se vuelve océano y lejanía, pero no puedo, me seco los ojos sin lograrlo, me muerdo los labios sin sollozos, me estremezco de frío, desvarió no entiendo, nadie podría! porque de pronto alguien puede volverse todo en la vida y dejar de existir, desaparecer? Tu correo sigue ahí, sin leer, tu número ahí, sin contestar; tu ropa sin nadie dentro, mi cariño sin querer a nadie, y no vas a contestarme si te llamo, o a responderte si te escribo, o a quererme si bailo con tu vestido olvidado en tu cuarto. Recuerdas nuestro cariño que era infinito? Era cariño nada más, pero tú lo sabes bien, era infinito y ahora es vacío, ahora que  no existes, ahora que desapareciste en la oscuridad donde ya los ojos, los dedos, los labios y la mente no distinguen nada.

Levanto el pie,  ahí esta, amasada deforme del golpe, retorciéndose dando vueltas en círculos, un fluido ha quedado en el suelo, ya no tiene alas, no tiene algunas patas, y sin embargo se sigue moviendo, desesperada trata de correr, de vivir y entonces lo entiendo, tú no eres una cucaracha, no vas a sobrevivir, el destrozado soy yo; sin ti ya no tengo forma, yo soy la cucaracha aplastada bajo el pie descalzo de la muerte, resuelta a seguir viviendo, lo que se mal llama vida, deforme y sin esperanzas, sin ti.

sábado, febrero 11, 2012

Infinito

Recuerdas cuando nos quisimos infinito? No nos amamos, solo nos quisimos, pero fue infinito.
Recuerdas cuando la muerte era una expectativa ajena y lejana? Lejana tanto como lo inalcanzable, éramos jóvenes, eternos, y creíamos que la muerte era un columpio mecido por el viento, y la figura joven de alguno de nosotros, y más allá de lo que pensábamos, se hizo tan cercana, y eligió mal, te eligió a ti, y me dejó a mi aquí sin mi hermana, sin mi compañera de vida.
Cuando naciste, yo aún buscaba  a que aferrarme, cuando moriste, me dejaste igual, y hoy no pude más que recordarte, amiga, hermana, mujer, aunque hoy seas nada y tanto, que mis ojos empiezan a llover en esta calurosa madrugada de verano.
Más allá de la literatura, estas letras son simples momentos lejanos, presentes y cercanos como tu recuerdo, pero abstractos como tu recuerdo.
Nunca confié en las cucarachas que se hacen las muertas, las he visto levantarse desgarradas, mutiladas y deformes, sobrevivir al ataque furioso de mi asco. Pero tú no eras una cucaracha, tú te moriste y te enterramos, te olvidamos recordándote y pretendiendo seguir nuestras vidas. Wish you where here en mis oídos, y una computadora con el teclado abierto para escribirte, mis ojos para llorarte, mi corazón triste para seguir tratando de olvidarte y la nada, el estrés en mi espalda, una mala película en HBO y esta nostalgia que me invita a dormir, con una cerveza que no acabo en la mesa junto a la sesión que duerme en la mesa cuando después de esta línea solo cierre el computador, odiando a las cucarachas que se hacen las muertas y tú que no vuelves desgarrada, deforme, de entre los muertos infinitos de la vida que no acaba. Por eso odio tanto a las cucarachas, y  a la muerte que sigue sin escogerme.