domingo, noviembre 14, 2010

Súccubus, inccúbus.


Y yo sigo en el espejo riendo y mirándome con mis ojos endemoniados, mientras ya me he quitado de ahí, giro el pomo de la puerta y salgo, mientras desde el espejo mi inccúbus termina de darme indicaciones, y allí están ellas, desnudas y listas, súccubus del que sale por la puerta y deja al otro en el espejo, y empieza la orgía, se turnan y retornan, se apresuran, las cuatro en fila esperando su turno, la que no está de rodillas ante mí, se besa con las otras, y yo las miro desde arriba, con desprecio y con orgullo, las drogas el alcohol y el libertinaje, sexo descarnado, sin alma, sin escrúpulos, voy satisfaciéndolas mientras me satisfago, en la habitación inmaculada que decidimos no tocar, lo hacemos justo a la par de la ventanilla de servicio, en el sillón de la entrada, y solo es eso, cinco que deciden involucrar a Dios en un acto condenatorio, mientras yo le muestro su inocencia arrancada por mi libido, por mi adoctrinamiento, lo reto y le explico en cada bocanada que ellas; tan jóvenes; expiran de mi miembro, que yo también puedo ser dios, y que estas cuatro que se pelean mi semen no son más que mi rebaño, gimiendo, retorciendo el cuerpo que él les dio y del que siente orgullo, esa creación perfecta que hoy he profanado, simplemente para continuar mi creación de ocho días tras el sétimo que él decidió descansar.
Estoy con ellas, acariciándoles el cabello de mascotas, mientras relamen el semen de sus bocas, de el suelo, y mi inccúbus se viene de la risa en el espejo

lunes, noviembre 08, 2010

Hello Kitty & Amelia



Finalmente le dio todo a sus hijos, y se apresto a sobrevivir el par de décadas que le restaban de vida con la pensión de guerra de su marido muerto, quién aún reina en la vieja casa de madera de Barrio Los Ángeles desde el altar que adorna con la foto enmarcada con su uniforme militar de lujo.

Entonces las sonrisas y la casa llena de hijos se volvió sombra y calma, y su silueta que camina lenta y espera mientras mira por la ventana al son de cualquier pito o auto que pase por la calle, una visita que no llega.
Los dos mayores se fueron a otros países, probablemente solo esperan la noticia de su muerte para volver un día y finiquitarlo todo, comenta la vieja con la virgen que tiene en la mesa mientras toma café a media mañana, la menor es la que sigue aquí, se caso con un hombre bueno, de allá, de Heredia, que trabaja en oficina y tiene carro, y la lleva a pasear a la playa, y a misa los domingos, tienen a mi nieta, mi Natalita, pero nunca me la traen, seguro estarán muy ocupados; se queda mirando la tasa; y yo no tengo nada para darles, desde que les di las casas de alquiler y ya no tengo ese ingresito, entonces vivo muy pobre, pero puedo jugármela, soy solo yo, a veces les hacía un pancito, un tamal asado, o un arroz con leche, pero hasta se me pusieron malos a veces esperándolos.
Entonces se alista y cuenta los ciniquitos para comprar verdura en el mercado, lleva la receta que tiene que recoger en el seguro, la sombrilla y el viejo vestido de misa que no ha remendado tanto como los otros. Sale al mundo ajeno y lejano, extraño y hostil, que no se parece en nada al de sus años, nadie saluda, todos corren, es como si el mundo fuera un gigante que se mueve a gran velocidad y ella tan solo un punto fijo en el suelo, y el cielo inmóvil que tanto espera.
De vuelta a la realidad la encuentra en la esquina un basurero que la obliga a lanzarse a la calle, y tanto carro que pasa tan rápido y ella que estorba tanto! debío morirse hace tiempo y no puede porque extraña a su Natalia que le dice abuelita y que nunca la visita, y le caen encima muchos años de pronto, y la ausencia y su olor a vieja y la soledad que toma café con ella.
Algo la llama desde la basura, en medio de la podredumbre, un color distinto a la hediondez y la decadencia de la ciudad que como ella se arruga, se pudre y se escurre al subsuelo como desecho, una cartuchera rosadita y mal trecha de Hello Kitty, la ve y va a ella, la recoge y no puede más que pensar en Natalia, se pone feliz y celebra, sin importar que con los pies se llene el ruedo de su mejor vestido de basura, abre apurada la cartuchera y ve dos lápices gastados y viejos de niña, que pintan desteñido al igual que sus días, pero que ella sabe que a su nieta le encantarán, porque a ella no le da vergüenza la abuela, ni que sea pobre ni la casa enmarañada de monte y abandono; imagina a la chiquilla en casa pintándole una flor, que alegrara la casa vieja y apesadumbrada que le hará encontrar la sonrisa que olvido en alguna gaveta y que sin fijarse tiene justo ahora de oreja a oreja en la cara, pensando en la nieta que de tanto no verla ya no se acuerda de ella.

Al verme en la basura alguno ha de pensar que es una pena que me boten si todavía sirvo; atina a pensar y reír como coqueteo con la vida y la malicia.
Vuelve a casa emocionada, con una esperanza restaurada, le pide a la vecina que por favor le llame a la hija, y como tantas veces le pida que vengan a verla, que le tiene un cariñito a Natalia. Amelia sonríe camino a casa guardando a Hello Kitty en el bolso, y hace arroz con leche que mañana sabrá mejor para cuando vengan al fin sabiendo que esta vez tiene algo para darles, aunque sea que vengan “entrada por salida”, ahora que de nuevo puede que les sea conveniente verla, aunque sea para que Natalia se lleve su regalito, seguramente si la visitarán –piensa-, y en la mesita de noche pone tras el rosario y la novela, los dientes, la esperanza y a una vieja Hello Kitty que la mira con pena soñar un cariño que no puede juntarse ya de la basura.

lunes, noviembre 01, 2010

Más y después.


Ojala que nunca te olvides de mis brazos, y de lo que sientes ahora cuando te acaricio el cabello.
Quiero que seas feliz sin olvidarme nunca, pero si debes hacerlo hazlo, que nunca te detengan mis palabras ni mi deseo de que estos momentos sean eternos, que nunca tu sonrisa sea ajena, que siempre te acuerdes de mí.
Te amo desde el momento en que naciste y te amaré tanto y más, y después, como nunca creí que se pudiera amar, siempre has sido mi mejor amiga y compañera, pasajera pero eterna en mi alma y mi espíritu.
Hoy te vi en el futuro, en la chiquilla que ataviada en la moda que heredaste de mí ,esperaba a alguien, espero que el hombre que ames te ame mucho más a ti que lo que tú lo ames a él, y que eso sea tanto como yo te amo y más, y después, que sus besos de amor de hombre sean tan sinceros como mis besos de amor de padre, hija, solo quiero que seas feliz, que en sus brazos seas plena y en su amor estés completa.
Hoy te miro en tu cama, preciosa princesa, reina en el futuro de alguien que te merezca, ten cuidado, no te enamores de cualquiera, yo estaré siempre ahí para ti, para reír el amor y llorar los adioses, siempre tendrás mi abrazo y mis caricias en tu cabello, siempre y cuando no te olvides de quién eres y de que aquí estarán para siempre mis "te amo" y mis abrazos que son tuyos sin excusa.
Sé feliz, es lo único que quiero, que cuando lo esperes en un parque como la chica que vi , te salte el alma de felicidad y luego vengas a contarme que estas enamorada; tu sonrisa que mata demonios será para mí excusa suficiente para aceptar ese inevitable futuro, en el que mis abrazos no serán los primeros que busques, cuando rías, cuando llores y hagas llover para eso que tu sabes hacer tan bien.
Seré feliz de que te amen tanto como yo, seré feliz de que te vayas a otros brazos y otras caricias y otros "te amo", por hoy, sigue soñando con tus ponis y el regalo de el diciembre próximo, que prometí, sé niña mientras la chica que vi hoy me atormenta de el más y después que te amo ahora mientras duermes.
Te amo princesita, no olvides volver cuando te vayas, para darte abrazos como los de hoy, más y después.