viernes, abril 23, 2021

Deshora


 Me miro a los ojos un momento, y me doy cuenta de que me quiero, que justo en este momento de mi vida estoy bien conmigo, y me quiero. De pronto me doy cuenta que fui niño y alguien al verme me amo también, y fui hermoso, fui bueno, fui malo, inconsciente, fui alguien y no fui nadie.

Me miro a los ojos y entiendo lo grandioso y efímero que soy, 1 nada más de los 107 mil millones de humanos que hemos sido en 162mil años de historia de la humanidad, y entiendo, que un día; no tan lejano; todo lo que soy, he sido y seré dejará de existir, la conciencia que cree en estas palabras y se aferra a su existencia, el humano que tiene miedo del fin, de la oscuridad, la soledad y el silencio, como si acaso fuese a estar allí. 

No existir no es algo, es nada, la nada no es negra, no es blanca, no tiene ruido blanco ni silencio, la nada no existe, es todo lo que no es, no estarán ahí mis ojos, mis manos, mis pensamientos, nadie me hará falta, ni mis letras, el fin será una deshora eterna, un tiempo sin tiempo, una existencia que no existe.

Que soy? Soy este momento mirándome a los ojos, sabiendo que me quiero, y que no quisiera nunca desaparecer, pero la haré, y aunque la promesa de las religiones se me hace lo más hermoso que existe, y lo único que hace a muchos capaces de sobre llevar la insoportable verdad de la muerte; no existe razón alguna que lo sustente. Como quisiera creer ciegamente, pero este asperger no me permite sin la evidencia que lo sustente, y no la hay.

No extrañaré a nadie, ni a mis hijos, ni a la mujer que amo, los recuerdos de mi madre.

He tenido regalos invaluables que son lo más importante de el universo y la existencia para mí, la felicidad de mi hija al abrazarle, la imaginación maravillosa de mi hijo; los ojos brillantes y vivos del más pequeño, los labios y el cuerpo de mi mujer, la sabiduría de mi madre, el abrazo de mis hermanos, la felicidad de mis sobrinos, y hoy, mis ojos, porque esto de verme hoy a los ojos y darme cuenta de que me quiero es nuevo, hoy he descubierto que de no dejar de existir un día no muy lejano; extrañaría quien soy, quién fui y quien seré, pero no será así, como no lo haré con ellos, porque no estaré en ninguna parte, ni en ningún tiempo, simplemente me desvaneceré en una noche, cuando el último entre aquí, apague la luz, y nadie vuelva nunca a pensar en mí.

De momento me quedaré un rato más en el espejo, necesito  quedarme a solas conmigo, lamerme las heridas y entender que me quiero, aunque sea a deshora.