martes, agosto 31, 2010

Excusa

y si dejamos de dedcir que todo es mierda... y limpiamos nuestras propias cagadas?

ups! me equivoque de blog!!

(maldita excusa para la maldita manía de que las cosas no terminen en un 6)

sábado, agosto 28, 2010

He muerto (la Cuba lejana)


Bajo el apartamento donde crecí, siempre hubo una funeraria, eso siempre nos dejo claro a pesar de nuestra corta edad, el destino de todos y cada uno, mucho más cuando Sebastián, el pequeño niño hijo de la mujer de el vendedor de fruta fue atropellado por el autobús de las 8:15.
Parecía que dormía.
Ella y yo fuimos los únicos niños que se asomaron al ataúd, los demás, por perspicacia o superstición de sus padres se abstuvieron de asomarse pese a su curiosidad. No me equivoco al pensar que eso causo en nosotros una relación misteriosa y cercana; además de hacernos diferentes a los otros.
Y amanece que no es poco, muchas veces, hasta que cambiamos de niños a adolescentes y a jóvenes, y entre juegos y descubrimientos me enamoré de ella, primero de mi parte; como celos por los chicos mayores con los que aprendió a besar, luego como utopía tras los besos que me enseño a dar, y las caricias que me enseño a sentir, caricias que nos hicieron amantes con el tiempo, y nos llevaron de la mano por todo el barrio y a mi cuarto sobre la funeraria donde escudriñamos centímetro a centímetro nuestro cuerpo, entre libros de una doctrina roja y románticos sueños de revoluciones futuras.
Y nos juntamos con otros como nosotros en la cafetería frente a la funeraria, ese fue nuestro refugio, nuestra trinchera, nuestro lugar de estudio y nuestra excusa, ella aprendió allí de sociología, y yo que la Cuba lejana era solo eso y que nuestros muertos se lloraban al frente bajo otro sistema.
Y el tiempo paso, porque eso es lo que hace el tiempo, y ella se fue lejos a continuar con sus estudios, y el grupo de siempre me cobijo para escribirle cartas, y para escuchar sus respuestas que con el tiempo se limitaron, desde el "te amo y extraño apasionada" a un "los quiero a todos, estoy bien" y se encogió el futuro que tanto nos acercaba a los bajos de el apartamento de mis padres, y se alargo el pasado que guardaba tanto de nosotros hasta las últimas cartas sin respuesta.
Finalmente el sistema nos termino disolviendo, cada quién asumió su rol en el mismo mientras yo deje de escribir cartas que ella no contestaba, y el camino en mi mente solo me trajo de vuelta a la señora de un apellido extranjero, que fue mi amiga, que fue mi amante, y que alguna vez dejo de escribir respuestas a mis cartas.
No importó, la vida me puso de frente a Lucía, que nunca fue ella pero siempre fue una buena sustituta, y me dio dos hijos bellos a los que ame desesperadamente hasta hoy, que me han traído abajo de las escaleras de el apartamento de siempre, no como transeúnte de su acera, si no como cliente, porque los años pasaron y amaneció y amaneció cada mañana sin que ella volviera, sin cartas, siempre con el destino predestinado de quién espera como yo, aún el día de mi muerte a que vuelva, pero mi mujer y mis hijos lo significaron todo aún después de que cerraron el café, de que perdí contacto con el grupo de soñadores testigos de nuestro amor de besos y caricias que fue grande! y nunca acabo.
Hoy he muerto sin saber que fue de la que un día partió, y no importa, no importa porque el tiempo se lo comió todo! porque nunca volvió en realidad para saber si me dejo de extrañar o me encontró en otros ojos, o si pensó que en la Cuba lejana no habían funerarias donde me enterrarían como hoy; y si fuera cierto que no importa, ustedes pensarán que esto no es más que un desvarío de muerto que extraña a la ella que nunca volvió y que quizás nunca sabrá que he muerto.
(cuento sin trabajar publicado con una wireles robada)

jueves, agosto 19, 2010

Sin pecado concebido

Toda esa gente congregada frente al monasterio, la prensa, los fieles, los incrédulos, y ella tan solo una chica cargando una panza, frente a todos, en medio de tantos hombres de Dios con aires de año de jubilación y alegría santa. No faltaron las ofrendas, los regalos, los que fervorosos pedían milagros, o los que se persignaban repetidamente esperando quedar bien cubiertos de la gracia de la joven, que desde la tarima aguardaba temblorosa e impaciente su turno de virgen.

Monseñor se levanto de su asiento y pidiendo calma con sus brazos a la multitud y la prensa, hablo presto en el micrófono. Los vítores de los fieles, las preguntas de la prensa, el miedo de los creyentes temerosos, todos fueron uno ante sus palabras: "la joven novicia María está preñada de 8 meses de un crio, que ante total falta de evidencia de desfloración en ella tras severos exámenes médicos o experiencia sexual que la manche de pecado de carne según análisis psicológicos, no cabe duda de que se trata de un milagro que el Señor nos ha otorgado como muestra de su poder!"
Nunca hubo tanta alegría en el pueblo, ni tantos periodistas, los hoteles llenos, las fondas abarrotadas, fiesta y devoción!; "de igual forma Satanás habita en ustedes, aquellos cuyos razonamientos siembran duda y cuestionamiento! ay de ustedes que dudan de nuestra virgen! la virgen de todo este pueblo de Dios! Podemos asegurar que el caso de la novicia María se encuentra bien documentado y que no se trata de un ardid para desviar la atención de los escándalos por abusos sexuales cometidos por Satanás y en donde se han visto inculpados algunos sacerdotes que Dios ha puesto a prueba!"
Pero los escépticos no iban a quedarse cayados desde la multitud, y una avalancha de cuestionamientos cayo a los pies de la novicia junto a las rosas que los creyentes lanzaban cerca de sus tobillos descubiertos & que el sacerdote nuevo miraba fijamente mientras que ella para su condición de religiosa y de niña se veía radiante y hasta sensual ante los ojos de el joven sacerdote recién ordenado que servía de cuidador de la buena conducta y la seguridad de las novicias por la noche.
"No podemos asegurar que el niño sea un mesías pero sí que se trata de un milagro, y no descansaremos hasta esclarecer todos los temas tendientes a este caso previo a la beatificación de María y el reconocimiento total de el Vaticano de este milagro"
Y entonces esta mujer que viste toda de negro y velo, que con ojos de malicia se adelanta a la línea policial y de prensa mientras le grita a la joven: "niña! pero puedes asegurar que esto no te lo ha hecho un hombre? Cómo es el espíritu santo?" y la muchacha y su panza que se apresura a contestar sin el permiso de sus celadores "es una sombra color piel que jadea en la oscuridad y suda sobre mí, que me pide que haga cosas, que me purifique en él" y ante el morbo satisfecho, la mujer no dice palabra alguna y da un paso atrás, mientras hay revuelo de gozo y bochorno en la multitud y el joven sacerdote se en carrera en aclarar nervioso y torpe que él mismo es responsable de la seguridad y bienestar de las novicias y que la acusación es ofensiva y contraria a los principios de fe cristiana, mientras tira al suelo los lentes al tratar de tomar el micrófono con rapidez, y la novicia en su estado se agacha a recogerlos mientras se encuentra cara a cara acuclillada frente a él, y con la mirada cómplice y sonrisa pícara dice mil cosas que le han prohibido hablar, y le rosa las manos mientras le entrega de vuelta los lentes a un sacerdote balbuceante y abochornado, que apenas atina a decirle mientras ella sonríe: "benditas sean tus manos y tu boca María"

martes, agosto 17, 2010

Chat


[03:33:57 p.m.] aveces tienes la peor actitud de el mundo
[03:34:09 p.m.] eres maravillosa en lo positivo
[03:34:28 p.m.] pero en sentido contrario me arrastras cuando usas tu don para destruirme
[03:34:54 p.m.] esa capacidad tuya de llevarme al cielo y al infierno con actos tan similares
[03:35:24 p.m.] me sacas de mi
[03:35:31 p.m.] me haces nada, desequilibras mi vida con deshasociego
[03:35:44 p.m.] solo tu me puedes hacer sentir asi de mal
[03:35:50 p.m.] asi de triste...


y sin embargo, eres para mí ese cliché que dice

que eres como un poema que nunca fue escrito
como una canción que jamás escuche
y como un lugar, al que nunca he ido.

martes, agosto 10, 2010

El otro lado de la lejanía.


Toda la vida soñando con ser testigo presencial de algún acto trascendente, un frio morbo me excitó toda vez que el hielo del miedo recorrió mi cuerpo, algún helicóptero pasó volando bajo, alguna sirena anti-aérea lejana, el rugir de explosiones que hacía eco en las noches tras los cerros que aún nos mantenían lejos de la guerra. Pero basta con echar el odio al aire para que este se esparza como esporas, y he aquí que a pesar de estar siempre alerta para presenciar alguna estampa de libro de historia que sucediera en la ciudad lejana, los clamores de la guerra no llegaron a mi por mi observación devota de la misma, la guerra vino a nosotros por la noche, entrando por el patio de mi casa justo cuando desprevenidos dormíamos bajo la sombra de seguridad que el cerro nos dio tan equivocadamente. Y lo arrasaron todo. Se llevaron a las mujeres, a las cosechas, a los animales, a la vida, nos llevaron para siempre de la casa, de el cerro, de la ciudad lejana, y nos cortaron el pelo y nos pusieron harapos uniformes de muerte y rayas como a los presos, y nos encerraron de el otro lado de la seguridad que alguna vez nos dio la serranía, y pusieron guardias y perros en cada salida, siempre mirando para adentro, sitiados por el odio y por la muerte.
La lluvia fue lo único que dejaban entrar, y para mí, el único placer que nunca pudieron negarme, cerrar los ojos y sentirme de nuevo ahí, mirando la ciudad lejana y escuchando la guerra invisible detrás del cerro, esperando que algún acto trascendente llegará a nosotros, y ahora justo había venido por nosotros, y no dejó nada, se lo llevó todo! todo! las manos de mi madre, la risa de mis hermanas! el cielo azul! el cielo azul y las estrellas!!! mis libros de historia con sus estampas, y en cambio nos dejo este otro lado de la lejanía, guardias y perros & el humo que sale de aquellos cuartos a donde los llevan a todos y de donde nunca vuelven.
Los perros me dan mucho miedo, demasiado agresivos creo que nos comerían a todos si se rompieran sus correas, pero me asustan más aun los guardias, por que los ladridos de los perros los entiendo, pero los gritos salvajes de los soldados en un idioma extraño no, y sé que gritan con odio, y golpean luego con las cachas de los rifles, y a veces los disparan por cualquier falta cometida dentro de un código que creo se va inventando a sí mismo a cada segundo.
Luego volvemos a la tierra, cada mañana cocinan muerte, y a nosotros nos toca recoger los despojos, a lo lejos ya no está la ciudad, a lo lejos brilla un halo de muerte y golpes en las paredes de aquellos cuartos a donde van todos y nunca vuelven, guardias y perros, y ladran los guardias y gritan los perros, todas las noches desde hace dos meses, y cada mañana hay que enterrar a los muertos que salen de esas calderas que llenan de humo el cielo; el brazo de la guerra que nos quitó el cielo azul y que solo se disipa con la lluvia.
Enterrar a los amigos, a los vecinos, la señora, la farmacéutica, el tendero, a mi padre, cocinaron toda la noche y los cuerpos humeantes y hediondos e cianuro hielan la sangre más allá de el frio de esta mañana en que finalmente nos ponen a cavar más hoyos sin cadáveres, y tras nosotros guardias y perros que crecieron de las esporas de el odio, que vinieron de atrás del cerro, nos ponen de frente a la fosa construida, de pie y viendo por encima de la barda de esta cárcel, a la orilla, viendo la ciudad lejana por vez primera en meses, de puntillas, más alto para ver finalmente a las tropas que vienen a liberarnos trascendentes, vienen subiendo la montaña y los guardias nos golpean, nos empujan y ladran y gritan y disparan mientras nos devuelven a la lejanía, con el cielo azul, con mis hermanas, con las manos de mi madre, y la ciudad lejana, esta vez, al otro lado del silencio.

sábado, agosto 07, 2010

Efecto doppler.


El sosiego llega finalmente, a pesar de que la casa se sigue sacudiendo, mamá le calma en sus brazos, cae polvo de el granito de el techo, ella sonríe y canta sin saber que esta sordo, interpreta que es un pequeño asustado, aunque cierto, no lo explica todo, el efecto de las bombas finalmente le agujereo los tímpanos y que importa? ni su voz ni sus cantos le calman el hambre; entonces ella saca de la manga un nuevo truco, y sopla bombas de jabón en su panza, mientras esperan escondidos escasamente de la guerra por la casa semi-destruida, sitiada por varios días .

Duerme y despierta por las sacudidas, constantes pulsos de golpes que no escucha, pero le producen ruido blanco en la cabeza, el hambre empieza a ser más, igual en cada pulso se sostiene la cabeza, ella asustada igual sonríe, juega a calmarle el miedo y el susto con ella, y el hambre con bombas de jabón que le explotan en la pancita, más le es difícil esconder la expresión de terror y desesperación en la cara, él logra leer ese signo sin poder interpretarlo, simplemente lo pone ansioso, el olor a muerte tan joven le es ajeno, el terror excitado que exhala su madre, la sordera y el golpe de ruido blanco en su cabeza, un pulso constante y repetido de un miedo completamente nuevo, que coincide con el ciclo de las sacudidas, a veces sí, otras no, vuelve de la somnolencia y renueva el ruido blanco, parece cronometrado, aprieta los ojos cada vez, ella sonríe y llora, pretendiendo que el pequeño no se de cuenta, mientras la noche eterna se vuelve madrugada y día pero continua oscuro.

Atrapado en el silencio, hambriento, las bombas de jabón parecen funcionar, llora en seco, las lágrimas ausentes se vuelven ojeras y deshidratación, la sonrisa de ella desesperada, vuelve a soplar en la oscuridad bombas que para él son de colores, apenas cese el fuego tendrá que salir a buscar alimento, pero lo dejará pequeño y sordo; sin saberlo.

Aparece la quietud, cesa el pulso, aunque sigue cerrando los ojitos cronometrado, la panza le gruñe al mismo ritmo que el golpe sordo que le altera, ella abre una portezuela en el techo y asoma su cabeza, le habla, lo advierte y él no escucha, aprieta los ojitos mientras tanto, y ella sale a buscar comida, él se desampara y trata de aferrarse, ella sonríe y ataca con más burbujas en su pancita, y sale a la noche de esa mañana, mientras él trata de seguirla, le ve correr entre los que escapan durante el cese al fuego, y le ve alejarse cinco pulsos de ojos apretados; se llena de deshasociego, se altera y llora y el golpe vuelve con más ruido blanco y ecos sordos de la guerra, se incrementan, siente como el corazón le palpita en los oídos, y entonces el pulso sin descanso vuelve con un frio nuevo, conforme ella se aleja llevándose el calor con ella, que trata de ir y volver lo más pronto con cualquier cosa que el niño pueda comer, y vuelve la sacudida, una vez, otra vez, mientras ella se confunde entre los que corren, se incrementa y crece, le duele más la cabeza y mientras llora se le llena de ruido blanco y golpes de bajo, y un pitillo que llega silbando y crece y se acerca mientras de pronto un pulso aparece con luz y fuego desde el cielo, y golpea justo donde ella corre, él lo siente venir y lo golpea justo cuando aprieta los ojos y el ruido blanco recrudece, y ve de el suelo salir burbujas de jabón, a lo lejos, elevándose por el cielo, las ve venir desesperadas a abrazarlo, mientras mamá se dispersa en el paisaje silencioso de la quietud que lo arroja al suelo.

Ya sin hambre y afuera, mamá lo abraza y le muestra sonriendo el paisaje tétrico lleno de burbujas de jabón, y ya sin miedo y golpes de ruido blanco que le hacen cerrar los ojos el fuego desde su perspectiva, se estalla contra el suelo, el estomago de la guerra.

lunes, agosto 02, 2010

Ella


Como quisiera poder levantarme de esta silla, golpear la mesa, mandarte al diablo, salir por esa puerta y no verte más, dejarte con todos tus reclamos y tus impertinencias en la boca, dejarte llena de poder inútil y falso, porque ni tus amenazas ni tu prepotencia tienen injerencia sobre mi; y sin embargo, no puedo, bajo la mesa y mirándome esta ella, que no tiene la culpa de nada, halando mi pantalón y pidiéndome que la alce para sentir seguridad, misma que extrañamente consigue de mí, que ando siempre tan perdido e indeciso.
Tu continuas con su ritual inútil, ni siquiera tienes el respeto de mirarme cuando hablas, continuas en lo tuyo, apurando una mala y desganada comida en la cocina, pensando saberme por completo, si supieras que tu retahíla para mí es solo un eco, son reclamos y exigencias que no pienso cumplir y que no me importan, porque aquí esta ella, le sonrió, tan pequeña me responde, sus manitas me toman la cara, acurruca su cabecita en mi hombro, sé que debo llevarla a salvo conmigo para escapar de este infierno, y entonces sigiloso me levanto de la mesa, te dejamos hablando sola, nos encerramos a oscuras en el cuarto, empezamos el juego, escala por la pared y el techo lo ilumina todo, sube, baja, se me tira encima, ríe! yo la sigo, juego con ella, nos revolcamos jugando en la cama, le beso, me muerde, y nadie se espanta de la alegría en este juego, no lo notan, no existe, es solo entre ella y yo, nadie lo entendería tampoco; finalmente y cansados, sonrientes caemos rendidos sobre la espalda, me mira como si se tratara de un héroe, yo la veo como la héroe que es, lloró de alegría por tenerla, luego de miedo por dejarla, finalmente de rabia por su ausencia, porque cuando trato de volver a abrazarla se desvanece y la pierdo nuevamente, sé que volverá en otros sueños y en mis noches, sé que mora en el viento cuando cierro los ojos y la escucho reír, que juega con mi cabello mientras la pereza me hace quedarme en la cama en las mañanas, que vendrá a revolotear en mi cama y a que juguemos a que soy el padre que no tuvo por no haber nacido, y ella a ser mi fantasmita, y la pensaré cada vez que necesite y cuando no, volveré a mi realidad terrible entonces sin tenerla y ante su ausencia de repente despierto del letargo, en la misma mesa, mientras tú sigues tu discurso pretensioso y represivo, me miro el pantalón ausente de ella; nadie tira de él, el espacio vacío de sus manitas y su risa, y renovado el viento que entra por la puerta de la cocina me lleno de una extraña alegría nueva, ella me susurra el valor que necesito, golpeo la mesa, te mando a la mierda y ante tu mirada incrédula me voy a la cama, feliz de tenerte a salvo de mi infierno. Dormiremos hasta tarde hoy.