domingo, enero 27, 2013

Con y sin nostalgia...

y es que te pierdo y no
y sin buscarte
regresas a mi orilla, hacia mis manos
porque te amo y no
y entonces partes,
cuando mas te necesito yo a mi lado
porque te espero y no
y nunca tornas,
ni retornas nunca sobre tus propios pasos
porque te odio y no
y así me canso
de estar y ya no estar sin verte nunca
porque te importo y no
y así es el juego
cuando me vas
perdí perdiendo me persigues
porque me muero y no
y hoy esta el cielo
como mis ojos, apunto de llorar de tristes
y estas y no estas
y cuando esto sucede y no
existo y no existo
y quiero existir, pero no quiero...

jueves, enero 17, 2013

Parir un rata

Cuando se esta pariendo una rata, no es importante si los que están a tu alrededor gritan, o se entusiasman; esto dependiendo de los gustos mórbidos de cada persona; dado que no es un hijo lo que esta en tu vientre, no es un fruto bienvenido ni ninguna de estas cosas, o alegorías halagüeñas sobre la maternidad; es un animal, una rata pequeña, con ojos saltones de rata y un cerebro pequeño, producto de las drogas. En primer lugar no lo querías, pero alguna cama, hedionda a orines, algún tipo, tal vez tu pareja, tal vez no; encima de ti, y demasiado confundida entre marihuana y morfina y demasiado enredada en las líneas de Morrison te vuelven tonta e inútil como para pensar en preservativos; y así quedas preñada de un animal, que suda como animal y lleno de descuidados pelos de animal; coges sin contemplaciones y sin recato, no eres nadie y no eres nada, y el semen de animal se regocija en tu vulva, y miles de pequeñas ratas te corren adentro, encuentran un ovulo y lo fecundan, y sigues demasiado drogada para vomitar o cagar a esta hijueputa rata, para abortarla y eres pendeja, no te atreves a pesar de que la sociedad para ayudarte te lo hace de gratis “por el bien de ambos” para que no haya niños mal paridos por ahí de padres adictos. Estas allí sin estarlo, el síndrome de abstinencia es el peor de todos los dolores, pues querrías apenas estar drogada para soportar este terrible dolor y esta pequeña criatura que te raspa el útero y te rasga la vagina, te desgarra, entre ordenes de “puja” y vítores de “uno mas· ·falta poco” Estas pariendo un muerto! Un cabrón lleno de mierda antes de ser concebido, que se alimento de tu desgracia y de las drogas residuales en tu cuerpo, al que no le creció el cráneo y que el cerebro se le quedo pequeño! Una rata que por suerte no tiene seis dedos en cada miembro, y que de milagro los tiene! Milagro? Jaja ahora hablo como una maldita creyente, y resulta que dios es un tipejo que te mira con asco y repugnancia desde un auto con las ventanas arriba, mientras pasa a tu lado justo cuando buscas comida en un basurero, que lleva a esos pequeños con mejor suerte que tu pequeño animal a una escuelita dominical. Dios es el majadero cerdo que te paga por una mamada para comprar mas droga, dios es el bueno que te coge y te da un par de billetes mas por regarse en tu boca, mientras la pequeña rata revolotea la panza y te da pataditas que no pueden emocionarte por que estas ocupada satisfaciendo a este maldito que huele a grasa y sabe a grasa pero tiene billetes embarrados de grasa, igual que importa? Si tienes la vagina tan podrida como el alma, y la boca tan hedionda como su semen. Estas con las piernas abiertas al fin en una cama decente y esterilizada, como si esta compensara todos los sitios insalubres donde abriste las piernas por cualquier bicoca, y te hacen parir una rata que vale la misma mierda que su madre! Pero hasta las perras paren! En cualquier basurero! No puedo omitir que esta gente de la seguridad social me asusta, pues me trata y me hablan como si fuera humana, y como pueden hacerlo? No ven que estoy apenas pariendo un pequeño animal que ni siquiera tiene cola? Me niego a creer que sea un niño, o una niña; yo recuerdo que tuve una vagina limpia de niña alguna vez, a la que nunca jamás nadie, y mucho menos mis padres creyeron que le llegarían a meter cualquier cosa; los padres y las madres ven así a sus niñas, puras siempre, buenas, pariendo nietos, pero yo lo que estoy pariendo es una rata, y la cara de la enfermera que lo recibe así me hace saberlo, lo ve con asco y al mismo tiempo con lástima. -déjeme cargarlo- y con la misma cara de dolor ajeno se devuelve y me lo da, no sin antes pensar en su hija, de mi misma edad; los drogadictos somos mas perceptivos, pocos lo saben, yo puedo ver eso en la cara de las personas, y el médico empieza a coserme el culo y la vagina desgarrados por este pequeño engendro que ponen en mis manos, y lo miro, y lo quiero un poco, y recuerdo que a pesar de todo en las noches abrazaba la panza y le hablaba, tonterías que puede hablarle a una panza una puta adicta como yo; y hasta reía! Y reíamos la madrugada, y deje de consumir aunque seguía amarrada a la misma mierda de vida, y de que sirvió si igual va a terminar en un recipiente con formol? Lo veo moverse un poco; un espasmo me explica el médico, y entonces le acaricio y le canto una canción que oí no sé donde, le acaricio el cabello, tiene los ojos cerrados, la boca abierta y la cabeza plana, pero tiene dedos que le cuento y son veinte, y uñas en ellos, y labios, y todo pequeño, por que es una rata, intento abrazarla y llorar con ella, por que pude amarla, y me la quitan, y se la llevan, esta muerta! De que putas sirve dejar de consumir y parir una rata muerta? La trabajadora social me ofrece una comida decente, y dos citas, una con un psicólogo y otra en un centro de rehabilitación, y yo como al fin algo que no salió de el semen de alguien o de la basura, y por un momento lo olvido y le digo a mi vientre; ahora vacío; que tenga buen provecho, que tonta! Como si esto pudiera existir para mí, como si esto pudiera ser para mi pequeña rata muerta. Vuelvo a la noche con el hastío de la jornada y la indiferencia de siempre, trato de ir olvidando conforme me acerco a el barrio ruin y desesperado, entro a lo que llamo casa y vos ahí estas drogado como siempre, en la misma madrugada donde te deje, justo al final de la hora de los muertos, me recuesto a tu lado en el colchón hediondo a orina, y mirando el techo despintado te cuento, que he parido a tu hijo y nació muerto, y que era idéntico a vos, y mientras tu no me contestas, me alegro por él y abrazo su ausencia en mi panza mientras lloro y me duermo.