lunes, noviembre 08, 2010

Hello Kitty & Amelia



Finalmente le dio todo a sus hijos, y se apresto a sobrevivir el par de décadas que le restaban de vida con la pensión de guerra de su marido muerto, quién aún reina en la vieja casa de madera de Barrio Los Ángeles desde el altar que adorna con la foto enmarcada con su uniforme militar de lujo.

Entonces las sonrisas y la casa llena de hijos se volvió sombra y calma, y su silueta que camina lenta y espera mientras mira por la ventana al son de cualquier pito o auto que pase por la calle, una visita que no llega.
Los dos mayores se fueron a otros países, probablemente solo esperan la noticia de su muerte para volver un día y finiquitarlo todo, comenta la vieja con la virgen que tiene en la mesa mientras toma café a media mañana, la menor es la que sigue aquí, se caso con un hombre bueno, de allá, de Heredia, que trabaja en oficina y tiene carro, y la lleva a pasear a la playa, y a misa los domingos, tienen a mi nieta, mi Natalita, pero nunca me la traen, seguro estarán muy ocupados; se queda mirando la tasa; y yo no tengo nada para darles, desde que les di las casas de alquiler y ya no tengo ese ingresito, entonces vivo muy pobre, pero puedo jugármela, soy solo yo, a veces les hacía un pancito, un tamal asado, o un arroz con leche, pero hasta se me pusieron malos a veces esperándolos.
Entonces se alista y cuenta los ciniquitos para comprar verdura en el mercado, lleva la receta que tiene que recoger en el seguro, la sombrilla y el viejo vestido de misa que no ha remendado tanto como los otros. Sale al mundo ajeno y lejano, extraño y hostil, que no se parece en nada al de sus años, nadie saluda, todos corren, es como si el mundo fuera un gigante que se mueve a gran velocidad y ella tan solo un punto fijo en el suelo, y el cielo inmóvil que tanto espera.
De vuelta a la realidad la encuentra en la esquina un basurero que la obliga a lanzarse a la calle, y tanto carro que pasa tan rápido y ella que estorba tanto! debío morirse hace tiempo y no puede porque extraña a su Natalia que le dice abuelita y que nunca la visita, y le caen encima muchos años de pronto, y la ausencia y su olor a vieja y la soledad que toma café con ella.
Algo la llama desde la basura, en medio de la podredumbre, un color distinto a la hediondez y la decadencia de la ciudad que como ella se arruga, se pudre y se escurre al subsuelo como desecho, una cartuchera rosadita y mal trecha de Hello Kitty, la ve y va a ella, la recoge y no puede más que pensar en Natalia, se pone feliz y celebra, sin importar que con los pies se llene el ruedo de su mejor vestido de basura, abre apurada la cartuchera y ve dos lápices gastados y viejos de niña, que pintan desteñido al igual que sus días, pero que ella sabe que a su nieta le encantarán, porque a ella no le da vergüenza la abuela, ni que sea pobre ni la casa enmarañada de monte y abandono; imagina a la chiquilla en casa pintándole una flor, que alegrara la casa vieja y apesadumbrada que le hará encontrar la sonrisa que olvido en alguna gaveta y que sin fijarse tiene justo ahora de oreja a oreja en la cara, pensando en la nieta que de tanto no verla ya no se acuerda de ella.

Al verme en la basura alguno ha de pensar que es una pena que me boten si todavía sirvo; atina a pensar y reír como coqueteo con la vida y la malicia.
Vuelve a casa emocionada, con una esperanza restaurada, le pide a la vecina que por favor le llame a la hija, y como tantas veces le pida que vengan a verla, que le tiene un cariñito a Natalia. Amelia sonríe camino a casa guardando a Hello Kitty en el bolso, y hace arroz con leche que mañana sabrá mejor para cuando vengan al fin sabiendo que esta vez tiene algo para darles, aunque sea que vengan “entrada por salida”, ahora que de nuevo puede que les sea conveniente verla, aunque sea para que Natalia se lleve su regalito, seguramente si la visitarán –piensa-, y en la mesita de noche pone tras el rosario y la novela, los dientes, la esperanza y a una vieja Hello Kitty que la mira con pena soñar un cariño que no puede juntarse ya de la basura.

9 comentarios:

MaLena Ezcurra dijo...

Me desgarra tu historia, me conmueve y me hace llorar.

Siempre es una bendición pasar por tu casa.

Van abrazos.


M.

yop! dijo...

:O!!!!
Camine con la abuelita recogi de la basura esa hello kitty, me perdi en tan tierna, y cierta historia...

La triste historia de muchos seres humanos olvidados por sus propios hijos....
sera que esos hijos no se dan cuenta de lo mucho que hacen soñar y sufrir a estos nuestros abuelitos que tanto pueden enseñar de la vida?

Sera que no piensan que llegaran a viejos y que de esa manera no les gustaria vivir?

De nuevo hablando de la realidad de este mundo pero dandole ese toque especial que te hace sentir la historia...

PD. tienes razon no alcanza la manita roja en el blog deberiamos poder hacer mas e involucrarnos...

Saluditos..

Te sigo ;)

Pablo Vargas dijo...

Es increíble como hemos perdido el valor por las personas que una vez lo dieron todo por nosotros. Yo quiero demasiado a mis abuelos, fueron quienes me criaron y siempre que estoy en Atenas hago una parada inmediata para visitarlo y sentarme aunque sea un rato a escuchar la mismas historias que me han contado desde que tengo 6 años, porque se que algún día voy a desear poder verlos, y es mejor ahora que cuando ya no pueda escucharlos.

Tu texto bro, desgarra hasta el alma, nos pone a pensar, y a sentir, y como siempre, eso me encanta. Saludos, un enorme abrazo!

Aguacate y Mandarina dijo...

Me ha gustado tu historia. Los viejos que valoran aún el valor de las cosas y que se alegran de la visita, ya sea inesperada, ya sea veloz.

Tonet dijo...

Es un texto maravilloso en el que todo el dolor desaparece tras todo el amor que es capaz de albergar el el viejo corazón de esa mujer.

Saludos :)

LIFE Graciela Bacigalupe dijo...

Pucha!!! tan cierto lo que narrás...hasta me senti la hija de la viejita o la misma viejita.. Impresionante como en lo cotidiano como esa taza de café montás un escenario donde el lector queda inmerso en el texto... Repito TE ADMIRO amigo,me encanta leerte, tu talento es inmenso!

Germán Hernández dijo...

Lacrimoso y duro, sí, pero técnicamente flojo. ¿Qué es un traje militar de lujo?

Saludos!!!!

MOIRA dijo...

Me a emocionado mucho el relato..
Gracias

Andrea dijo...

Hermoso