
Lleva días en esa esquina de el cielo raso de mi cuarto como una sombra, sin dejar de mirarme, sin dejarme dormir, justo desde el día en que dejaron de buscarla, no se mueve, no dice nada, es un hombre joven de alas negras desgarbadas, me mira a los ojos, no emite ningún sonido, sé que está ahí cuando enciendo la luz pero entonces ya no lo veo.
Lo he retado a bajar y no me hace caso, ya habría dejado de pensar en ella si no estuviera ahí cada noche, he sabido sobre él antes, algunos le llaman auto-cuervo, creo que por qué se hizo así mismo, si no viene a matarme no encuentro razón para su misterio, dicen que venga a las niñas ultrajadas, pero a mí no me va a vengar a puro desvelo, con los días dejará de importarme y será solo otro espíritu revoloteando en alguna esquina de la casa, en cada esquina tengo un recuerdo de alguna cara asustada, de algún cuerpo nuevo que hice mío, y nunca he sentido por ello nada, son mis trofeos, mi vicio, mis secretos, sé que a ella la maté y quizás eso cambie todo, pero él sigue allí inmóvil sin hacer nada, sin decirme nada ni a mí ni a nadie, y con eso no va a atormentarme.
Ha llovido copiosamente desde aquella noche, y la lluvia lo lava todo, si mi falta de culpa y de miedo me hacen un monstro, entonces soy par de esta criatura que me acecha.
Ella sigue en el fondo oscuro de la poza, ahora le rezan, ya no la llaman, ella guardo bien nuestro secreto, y él sigue allí inútil tratando de asustarme sin lograrlo, hasta que finalmente la lluvia me arrulla y me duermo. Entonces sueño con ella, está de nuevo en mi sala toda mojadita y asustada, de nuevo esta lista para mí, de nuevo podré saciar mis instintos, pero algo pasa, ella quieta se deja de todo, pero sonríe, algo falta, entonces despierto, ha dejado de llover y eso me sobresalta, él sigue allí mirándome y ahora sonríe, tal como ella en mi sueño, un hueco en el estomago me hace sentarme en la cama, lo miro bien, esta diferente, algo esconde entre sus alas, las abre! son enormes y ahí cobijada esta ella, que me mira fijamente a los ojos enojada pero sonriente, hay movimiento afuera, gritos! excitación, me paro bajo ellos y entonces un chorro de agua me moja la cara, están goteando mojados y afuera ya no llueve, habla por vez primera y murmura, agudizo el oído y apenas distingo lo que dice; los cuerpos flotan si se les quita de encima las piedras, entonces la boca se me amarga, me golpea el pecho y retomo mis pasos de aquella noche, ellos se ríen de mí a sabiendas que la lluvia lo limpia todo menos los cuerpos y entonces, alguien golpea con fuerza mi cuerpo, mientras ellos desaparecen y me dejan todo mojado de la misma agua de el pozo, que ahora aclara.
Lo he retado a bajar y no me hace caso, ya habría dejado de pensar en ella si no estuviera ahí cada noche, he sabido sobre él antes, algunos le llaman auto-cuervo, creo que por qué se hizo así mismo, si no viene a matarme no encuentro razón para su misterio, dicen que venga a las niñas ultrajadas, pero a mí no me va a vengar a puro desvelo, con los días dejará de importarme y será solo otro espíritu revoloteando en alguna esquina de la casa, en cada esquina tengo un recuerdo de alguna cara asustada, de algún cuerpo nuevo que hice mío, y nunca he sentido por ello nada, son mis trofeos, mi vicio, mis secretos, sé que a ella la maté y quizás eso cambie todo, pero él sigue allí inmóvil sin hacer nada, sin decirme nada ni a mí ni a nadie, y con eso no va a atormentarme.
Ha llovido copiosamente desde aquella noche, y la lluvia lo lava todo, si mi falta de culpa y de miedo me hacen un monstro, entonces soy par de esta criatura que me acecha.
Ella sigue en el fondo oscuro de la poza, ahora le rezan, ya no la llaman, ella guardo bien nuestro secreto, y él sigue allí inútil tratando de asustarme sin lograrlo, hasta que finalmente la lluvia me arrulla y me duermo. Entonces sueño con ella, está de nuevo en mi sala toda mojadita y asustada, de nuevo esta lista para mí, de nuevo podré saciar mis instintos, pero algo pasa, ella quieta se deja de todo, pero sonríe, algo falta, entonces despierto, ha dejado de llover y eso me sobresalta, él sigue allí mirándome y ahora sonríe, tal como ella en mi sueño, un hueco en el estomago me hace sentarme en la cama, lo miro bien, esta diferente, algo esconde entre sus alas, las abre! son enormes y ahí cobijada esta ella, que me mira fijamente a los ojos enojada pero sonriente, hay movimiento afuera, gritos! excitación, me paro bajo ellos y entonces un chorro de agua me moja la cara, están goteando mojados y afuera ya no llueve, habla por vez primera y murmura, agudizo el oído y apenas distingo lo que dice; los cuerpos flotan si se les quita de encima las piedras, entonces la boca se me amarga, me golpea el pecho y retomo mis pasos de aquella noche, ellos se ríen de mí a sabiendas que la lluvia lo limpia todo menos los cuerpos y entonces, alguien golpea con fuerza mi cuerpo, mientras ellos desaparecen y me dejan todo mojado de la misma agua de el pozo, que ahora aclara.