domingo, julio 18, 2010

Carrito de juguete

"Ahí viene tu papá, recíbele el carrito mi amor" me dice mamá mientras se limpia una lágrima, y siempre lo mismo, a la misma hora cada noche viene papá a darme un carrito, y yo que me paso el día jugando con él, juego que vuelvo de el trabajo a prisa llevando de regalo un carrito de juguete a mi hijo, antes de que se duerma. Cuando ya me tengo que ir a dormir y espero a papá entonces lo pongo en la repisa con los otros, por que sé que mañana tendré uno nuevo para seguir jugando, el viene, me lo da, sonrie, y mami me manda a dormir, no vuelvo a saber entonces de papá hasta que vuelve de nuevo la siguiente noche con el carrito nuevo para mañana.
Muchas veces cuando ya me estoy durmiéndo antes de que el llegue, me han despertado solo para que reciba el bendito carro, luego escucho a mamá en su cuarto hablando con él, otras se enoja y le pide que se vaya, que es lo mejor para ella y para mi, y otras veces le pide que se quede, que no la deje sola nunca.
Creo que el carrito rojo de a diario es su manera de compensarme sus ausencias, y los problemas con mamá, recuerdo que la primera vez que me lo trajo mi madre le reclamo: le dijo que para que volvía, y yo que oí todo desde el cuarto pensé que era una pregunta rara de mamá, era obvio que vino a la casa a cumplir su promesa y a dormir con nosotros como siempre, aunque justo esa vez habían pasado un par de semanas desde el último día que lo había visto. Era viernes, se despidió en la mañana, y me prometió que me traería el carro rojo que quería, justo como el Mazda Coupe que él manejaba, y luego no supe más de él hasta que mi abuela me explico que mi papá no volvería más, pero luego volvió, y mi mamá ya no lloraba, se enojaba primero, después se contentaba, y ahora llora de nuevo cada vez que viene mi papá y me trae el carrito de juguete, el mismo cada noche.
No entiendo mucho sobre los problemas de los adultos, de sus misterios, de sus promesas, o el para que me sirven a mi esta tremenda colección de carritos como el de mi papá si desde el entierro comprendí que no iba a venir a jugar conmigo! igual no importa, sé que me los trae con cariño y yo los quiero por que son como el de él.
Mi abuela quiere que mi mamá y yo veamos a un doctor, y que quite la repisa "vacía" que dice que tengo en mi cuarto, pero no quiero, y no es cierto! esa es mi colección de carritos rojos, como el que mi mamá guarda en la cochera bajo una manta, destruido como los míos, y del que tampoco quiere deshacerse. Mi abuela cada vez que lo ve, aunque cree que no me doy cuenta, se enoja y dice como mandando & rogando: "levántate y anda"

14 comentarios:

Apple dijo...

los apegos hacia las cosas materiales nos hacen amarrarnos mas a un pasado...
pero imposible no apegarse!!

aveces los padres no se dan cuenta que no se les puede recompensar a los hijos de una manera material!

..

oye que buena manera de escribor tienes!
me agrada mucho tu blog!

un saludo

ISLA MARIPOSAS dijo...

A penas levanto la cabeza (que había escondido entre mis brazos cruzados..) es tanta la tristeza que se me ha colgado en el corazón...
Deseo que sea una "magistral historia imaginada"... lo deseo de verdad...

Un abrazo enorme deshora..

Adrian dijo...

Muy buen post!
La realidad a veces es mas dura de lo que pensamos y mas cuando debemos pensar no solo en nuestro bienestar sino en el de nuestros niños.
Saludos!!!!!!!

H3dicho dijo...

Le quedo tuanis mop!

A pesar de ser un post largo, me quede leyendo todo el post..

muy bueno, saludos!

Anónimo dijo...

Crudo pero cierto. Me gustó mucho!

Como niños asociamos nuestros sentimientos a lo más básico disponible. A todo objeto que nos haga arraigarnos a alguien o a algo.

Y ya ves, Casualmente conforme iba leyendo me di cuenta que cada vez que en la calle observo un Land Rover serir III se me viene a la cabeza mi padre. De hecho conservo varios de esos a escala.

Pero no creo necesitar un doctor. Compartimos el gusto, mas ninguno me lo ha obsequiado él.

Saludos.

Julia Hernández dijo...

Ah, sal sobre la herida, impresionantes letras y extraordinaria forma de describirla.
Me he enfrentado a mi vieja repisa vacía de abrazos.
Excelente!!! Un fuerte abrazo.

Mario_ergosum dijo...

Mejor que siga llegando, que cada auto sea una forma de recuerdo.
Crudo, pero real, como siempre.
Saludos...

Palabras como nubes dijo...

Tremendísimo cuento!!! Un placer haber pasado, Amorexia!

Saludos
Jeve.

Marco Cañizales dijo...

El sentimiento es hermoso, es una nostalgia de las que te salen bien.

Cuando me dijiste por msn que viniera a verlo, me dijiste que ya sabias que no me gustaba este cuento, recuerdo muy bien habierlo leído, no recuerdo que no me haya gustado. Me gusta y bastante.

El delfín en libertad y su repisa vacía de abrazos definen el sentir de tu cuento muy bien.

Muy buen cuento- Como decis vos, ¡deshora!

KagosaVampire dijo...

cuantos carritos rojos imaginarios guardamos en lugar de dejar el campo libre?!

andrés dijo...

Muy bueno men - en un principio pense que yo no recibi ni los carritos pero luego, conforme avanzo el texto me di cuenta que a pesar de todo esta la presencia y el telefono, un saludo al menos, un almuerzo rapido...

Genial men

Germán Hernández dijo...

Es un excelente texto, para mí está lleno de reminiscencias que nos tocan a ambos, y hay cadáveres que no tienen que morir para serlo y estar completamente ausentes dejando en esa repisa cada noche el carrito rojo como un reproche y su necia omnipresencia.

Formalmente siento que aflojaste la rienda al cuento y diste más pistas de las necesarias para un final que se volvió muy obvio desde la mitad del cuento… vale la pena trabajarlo un poco más en ese sentido.

Wilhemina Queen dijo...

por lo menos, te regalaba carritos y no golpes. A veces lo que parece poco para unos parece IN-MEN-SO para otros.

mil besos

Adrián dijo...

Iiishhh

Psicosis más brava y compartida, como si no bastara.