martes, octubre 26, 2010

4 años!!!


Hoy este blog cumple cuatro años de existencia.

A brincos y a saltos!

Gracias a todos los que han venido a lamerse las heridas.

Antes hubo fiestas virtuales y hasta despedidas, hoy solo un recordatorio, de que hoy este espacio que es más suyo que mio, cumple años de existir.

Deshora.

(el destiempo es siempre)

viernes, octubre 22, 2010

El diablo.

La forma en que sus manos me tocan, y sus ojos me miran, es un pervertido divertido, que sabe enamorar con su sonrisa, su bigote sobre mis labios me hace temblar, su mano en mi entrepierna, su sexo entre mis nalgas, mi boca en su cuerpo y las cosas que me hace hacer, de pronto su sola presencia despierta a la pesadilla de mi abuela, que entre rosarios encuentra malo todo.
Un poco mayor para mí, más no viejo, en su mirada leo miles de experiencias previas a mí, en la mía ha de leer el inocente naufragio de mis sentidos, desde la vez primera en que me hizo mujer más allá de lo que la luna lo hizo cada mes.
Su esperma es caliente y salino, huele a madera y huele a azufre, me hace abandonar toda la crianza católica que por años marco mi escogencia por un hombre incapaz e inofensivo que con tomarme de la mano imaginaba mil pecados en su excitación, mientras yo temerosa seguía los pasos a un dios invisible que nunca logró hacerme sentir lo que él logra en una sola llamada, con solo llamarme "linda", con solo sugerir una hora en el lugar de siempre.

Me toma de las manos y me susurra alguna vulgaridad al oído, me sonrojo pero la educada por monjas se vuelve puta, me arranca las ropas, me arranca a la cristiana, me hace suya en todos los sentidos, este hombre que amo huele a azufre, y es acaso este amor insano? mi vientre salta, mi vagina suda, me hace suya como quiere, mi expectativa de cada mañana es que me llame sobre cualquier otra cosa, mi abuela reza en su habitación rosarios mudos, mientras yo en la mía le hago sexo oral, abro la boca cuanto puedo, uso mi lengua, adoro como a un dios a este miembro, el gusto a amargo y seco y el calor de sus fluidos dentro de mí, que baja lento y tibio por mi garganta, y lo miro relamerse de placer con mis ojos de mala, aunque él dice que siempre me veo inocente y mal portada; este hombre es el diablo les repito, y me encanta... pero shhhh... no se lo digan a nadie.
Al menos mi abuela me enseño a arrodillarme con devoción.

viernes, octubre 15, 2010

Acecho

El ruido repentino me despierta, el cuchicheo, corren a esconderse cuando apago la luz, pero de reojo los veo, sombras en el rabo de el ojo escondidas, acechándome, los llamo, los enfrento! los reto, y no hay respuesta, salen de mis pesadillas, entran en la realidad por los espejos, quiebro un par pero hay más, todos los reflejos traen sombras nuevas en las esquinas, los vidrios de el trastero, el reflejo de los pisos limpios inmaculados de mis obsesiones, los he esperado, los he destruido en el mundo espiritual pero están de vuelta, un gato maúlla mi puerta y la rasga con sus patas, quiere entrar y ser parte, me arrodillo en la sala ante la emboscada, no moriré ni me perderé sin enfrentarlos, entonces están los que cuelgan de el techo, los que salen de mis dedos, y la hora de los muertos no se acaba, empieza, traspasados los límites en que los deje entrar, exclamo su nombre en busca de protección que no llega, tomo la biblia que solo servirá para ocupar mis manos humanas, dejo mi cuerpo y floto en la sala, extiendo las alas que cruzan la línea, me gritan en el oído, ponen todo en perspectiva, entonces gimo y grito mientras erizo mi límite, entro al vaso de agua que sobre la mesa se pone rojo por absorberlo todo, me despliego como humo arenoso tratando de alcanzarlos a todos, el gato maúlla en la puerta y son más y más, devuelvo al infierno a algunos mientras los maestros me reclaman tanta violencia, pierdo el control y me vuelvo uno de ellos, nadie viene en mi auxilio; siete criaturas de luz lo presencian todo; caigo en mi cuerpo que suda frio, me cuesta volver en mí, y entonces las noto, mientras el gato rehúye la puerta y se aleja.
Amanece, acaba la hora de los muertos, los invisibles se van, no queda nada, solo yo.
Siete cucarachas negras de súbito vuelan a mí acechando la encrucijada de los demonios, sabiéndome indefenso.

viernes, octubre 08, 2010

Al mar.


Mis pensamientos me han traído de vuelta al mar. Enciendo otro cigarro mientras cae la noche.
Los porteños corren a refugiarse de el gigante en los bares, la oscuridad es como una cortina que tienden en la playa y que ahora me sirve de refugio.
Se alejan los pescadores, se van los turistas, alguna que otra pareja distraída se queda a enamorarse, la brisa de Puntarenas es un canto de sirenas que los atrae a este olvido con el que me cobijo, pero esta noche deseo soledad, fumar, emborracharme de arena y sal, hoy soy territorial y extiendo sobre mí un aura de temor que los aleje, el mar ruge y se altera conmigo, aunque seguimos tranquilos, sentados cada uno en su sitio.
Cierro los ojos y levanto la cara en mi ritual mientras pasan de lejos buscando un parque con más luz que la chinga que se enciende cuando la respiro, creo que nos quedamos solos, me relajo un poco más, ahora puedo estirarme, le doy un par de subidas más al cigarro hasta que el calor llega a mis dedos; tiro la chinga a la arena, la chaqueta me pesa, me estorba, la pongo al lado, estiro el cuello, estiro los brazos, arqueo la espalda, extiendo las alas aletargadas de esconderse y se liberan con toda la envergadura de esta noche en que mis pensamientos me han traído de vuelta al mar, estiro mis pensamientos, los ordeno en la playa, voy sabiendo de nuevo la jornada, la ordeno en recuerdos, encrucijadas mientras voy relajando el cuerpo y devuelvo la mirada a la playa y danzo el ritmo de la mar, y ahí están ellos, con los ojos como platos asombrados de mi sombra, tratando de descifrar la silueta alada, no lo dije pero fui claro, quiero calma, esta noche solo yo y el mar, mis recuerdos, mis dioses y mis demonios. el destino de algunos se escribe por la mala fortuna, estar en el lugar equivocado basta y esta noche no es buena para estar entre el manto que los porteños conocen y respetan y el gigante que canta oscuro e inmenso, basta un segundo, el espacio es poco, el tiempo lento para lo que sucede en segundos, me abalanzo sobre ellos, no tienen tiempo de correr, enseño los dientes, las garras, las alas, muerdo y desgarro, el mar cómplice se encargará de los cuerpos mientras me relamo la sangre inocente de quienes invadieron mi espacio; ella muy joven, él muy cobarde; y tan agitado como el desenlace de ambos, que inocentes y ajenos vinieron a enamorarse, vuelvo a mi lugar, con dos almas más a cuestas que ordenar en la playa; mientras el mar se lleva su parte y retoma su lugar; relamiendo la misma sangre que termino de limpiar con la lengua en mis dedos y mis alas oscuras; como amantes que se saborean por última vez antes de caer rendidos; y nos quedamos solos, como saben los que están en los bares que debe ser, vuelvo a estirarme, repito el ritual de expandirme en la arena y me chupo la sal de los labios; saco el paquete de la chaqueta y el encendedor, y enciendo otro cigarro mientras rio la calma de esta noche que con mis pensamientos me ha traído de nuevo al mar.

viernes, octubre 01, 2010

El pacto, la lluvia y tu ausencia.


Que la muerte no nos detenga, pero que no nos deje, que sea latente siempre la posibilidad de abrazarnos con ella, que la vida no es vida sin la muerte. Que nos respire cada noche en la oreja, que cuele el frio entre nuestras cobijas, que no perdamos contacto, que nos siga inspirando, el pacto en pie, que no nos sorprenda el infarto tras la juerga, que no se abalance un camión contra nosotros y deje tirada nuestra vida en media calle, ante la vista de todos, esos que pasan por su tiempo y sus días ignorando que el que está muerto amó, sufrió, rió, que un día fue niño y corrió descalzo, que crecía aparentemente y se hacía adulto en cada paso, cuando en realidad cada paso no hacía más que acercarlo a su muerte.
Que nos duela, porque esa es la forma de saber que aún queda vida, que se nos estruje el alma, que nos erice la piel una canción, que tengamos pensamientos impropios, políticamente incorrectos; cuánto vale ahora equivocarse, qué importancia tiene? y los aciertos harán que la muerte sea mejor? Este es un paso que se hace solo, soltamos la mano de nuestros padres que nos guían, soltamos la mano de el ser amado que camina junto a nosotros, las manitas de los hijos que tratamos de llevar adelante, dando sus pasitos a un ritmo distinto al nuestro, pero hacía el mismo fin; la muerte; la muerte que me amenaza con llevarse esto que queda tras la partida sin permiso de la vida que amamos y que resultó ajena.
Finalmente la lluvia nos encerró a todos, la bóveda gris nos cerró las ventanas, se llevó el sol, llueve y en alguna parte sería feliz de ir a buscarte, y cómo hago ahora para empezar a serte infiel con esta soledad? la miro a los ojos y pienso en ti? En la mujer que amo y que se ha entregado a la muerte? Me abrazo a una cama enorme, la ausencia de tu respiración me hace admitir que estoy vivo, por que duele, porque cada noche abrazaba a la muerte en tu lugar, y solo el dolor y el alma estrujada me recordaban que la vida es vida aún cuando la muerte vino a ser el tercero en nuestra cama, pero te has ido con ella, y no sé qué hacer con esta ausencia, ni siquiera entiendo que pasa cuando despierto a media noche y no estás tú para calmar mis pesadillas con la muerte, ni esta ella para consolarme de tu ausencia.
Los días se alargan, los años, sigo caminando en busca de ambas, para encontrarte, para reclamarle el pacto roto, cuando vuelva a mi cama la estaré esperando, noviembre es un buen mes para morir, cuando las lluvias empiezan a irse y nos dejan salir.